Cap. 2 NUESTRO IDILIO

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El viernes había llegado y era una mañana fresca, un joven acababa de tomar un baño traía una toalla roja al rededor de la cintura y se disponía tomar una taza de café.


—Ryoga todavía es muy temprano ¿A dónde vas? —preguntó Akane acostada en la cama.

—Perdón no quise despertarte, debo ir al trabajo —mentía— aún no es tu hora duerme un poco más yo haré el desayuno

—No hagas nada mejor ven anda — preguntó estirando sus manos hacia el chico.

—Akane si me acuesto otra vez seguramente me vuelvo a quedar dormido —contestó el joven recargado en el umbral de la puerta.

— ¿Y eso que? Pchan si se acuesta conmigo y no le importa quedarse dormido —bufó la chica

—Bueno entonces ve por Pchan —rio Ryoga.

—¡Ash Bobo!  —exclamó arrojando una almohada cual proyectil

—¡Ah caliente! —gritó de dolor.

—¡Ay Ryoga lo siento!, ¡Perdón no creí que le daría a la taza! —dejame limpiarte Ryoga

La chica se había levantado tan rápido y antes que pudiera acercarse más , el chico volteo abrazandola tan bruscamente que cayeron juntos a la cama, ahora Ryoga estaba sobre Akane sosteniendo sus las muñecas.

—Ryoga perdón no quise hacerlo, dejame curarte —dijo mirándolo.

—Estoy bien pero... —el corazón de él empezaba a latir cada vez más fuerte.

—¿Pero qué? —preguntó sonrojada.

—Dame un beso como el de ayer, confírmame que esto es real —soltó el joven apesar de su timidez.

Una vez más ambos jovenes disfrutaban de la humedad de sus bocas, Akane podía sentir el corazón agitado de Ryoga que estaba por salirse de su pecho, poco a poco se separaron por algo de aire quedandose estáticos uno mirando al otro con los rostros sonrojados.

—¿Ryoga me dejas hacer algo? —preguntó tímida

—¿Eh? ¿Qué quieres hacer? —cuestionó sorprendido

—Tú suéltame —pidió la joven.

Con temor de que la chica huyera Ryoga fue soltando las muñecas de la joven, sin reincorporarse del todo seguía arriba de ella apoyando sus manos en el colchón. Akane lentamente fue arrastrandose hacía abajo hasta quedar frente a los pectorales del joven justo donde cayó el café, sin avisar comenzo a lamer el sitio que ya empezaba a ponerse un poco rojo, lo hacia despacio y tan cuidadosamente que Ryoga no pudo evitar emitir un gemido..

—¿Te lastimé? —preguntó con miedo.

—No, para nada Akane —contestó con la voz temblorosa.

—¿Quieres que continúe? _
— insinuó la chica.

—Si por favor termina lo que empezaste...

Sin demorar la peli azul volvió a rozar sus labios en la piel enrojecida del chico mientras calmaba con su saliva el ardor, sus manos jugaban con la toalla que aún cubría al pelinegro haciendo que este pegara un poco más sus caderas provocando que la chica sintiera algo cada vez más duro ejerciendo presión en su pecho.

— Akane te necesito —susurró soltando un gemido más fuerte que el anterior.

Akane dejó de besar el pecho de Ryoga aún en su mente tenía miedo a ser tomada por un hombre, pero sabía que Ryoga estaba asi por su culpa y no podia dejarlo así nadamás, así que de nuevo subió por la cama y se quedó mirandolo tratando de convencerse de seguir más allá de aquella barrera que sentía que aún tenía con Ryoga.

LOS NOMBRES DEL DESEO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora