CAP 11. NO SOY TU NOVIO

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Akane fue regresada a su habitación llevada por otro hombre de Kanye, el cuarto lucia con mejoras más cómodas para la inquilina, una cama acolchada, un tapete fino, cuadros de flores colgaban en la pared contrastando con el tapiz recién colocado.

La chica no creía como tan rápido había cambiado su "celda" el propio Kanye la había recompensado solo por seguirle la corriente las náuseas de lo ocurrido aún invadían Akane tenía que olvidar lo sucedido en aquella oficina pero sabía que Ryu terminaría por interesarse la confortaba el saber que Ryoga se encontraba en un lugar seguro y lejos de aquel peligro.

— ¿Estás bien Akane? —preguntaba la voz del pelimorado del otro lado de la pared

—Si estoy bien —contestó la joven apenas audible.

— ¿Te hicieron algo? —preguntó Ryu

— No, Kanye me obligó a comer con él quédate tranquilo.

—Lo estaré cuando te vayas de aquí —agregó el joven.

— ¡Sigues con eso! Ya te dije que no me iré sin ti—por un momento Akane recordó las palabras de Kanye— ¿acaso quieres que me vaya porque tienes otros planes? — preguntó triste

— ¿Qué planes puedo tener? No te entiendo —expresó el joven.

—No sé tal vez tú quieras otra cosa —explicó Akane sintiéndose triste.

De pronto unos pasos se escucharon por el pasillo deteniéndose frente al cuarto donde estaba Ryu.

Una voz suave se escuchó del otro lado de la puerta.

— ¿Me dejas verte? —se oyó al otro lado de la puerta.

— ¿Para qué quieres verme? Mejor vete de aquí —Contestó el pelimorado reconociendo al instante de quién se trataba.

— ¿Tienes miedo de verme? —preguntó la mujer.

— Nada de eso simplemente quiero descansar —agregó molesto.

La puerta rechinó al abrirse, la luz del pasillo dibujó la silueta de una chica de cabello rubio que entró en aquella oscura habitación donde se encontraba esposado el chico Kumon

— Te dije que no quería verte Dai —señaló Ryu.

—Ya sabes que me da igual —la mujer se arrodilló frente al chico que estaba en el suelo apoyado en la pared y amarrado de pies y manos.

—Bien ya me viste, puedes irte —señaló el pelimorado.

Sin más la chica se lanzó en un abrazo apretando la figura fornida y fría del joven.

— ¡Te extrañe tanto! —exclamó levantando la voz como si quisiera que alguien más la oyera.

De nuevo el joven Kumon sentía el calor de aquella chica a la que había amado, el perfume envolvente de la rubia se fundió en su cuerpo frío y lastimado.

—Tomaré tu silencio como un yo también —sonrió Dai.

— ¿Qué quieres? —preguntó desviando la mirada.

—Estar contigo para siempre —Dai comenzó a acariciar el cabello del joven— me encanta tu cabello, sabes que prometimos estar siempre juntos.

—No lo toques no me gusta —indicó moviendo sus cabeza de lado— yo no recuerdo tal cosa.

—No digas eso tú eres el único al que amo y yo la única para ti y bien lo sabes, pero si te hace sentir mejor tratarme así entonces hazlo igual te amo —contestó la rubia levantándose.

LOS NOMBRES DEL DESEO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora