capitulo 24

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Creo que e mencionado el concepto del tiempo antes; aquella medida tan confusa y relativa que es a veces infravalorada por muchos.

La verdad es que el tiempo es lo único que tenemos y a veces lo que menos aprovechamos; es fácil decir que el tiempo pasa lento, cuando no es así.

El tik tok de un reloj puede ser el sonido más angustiante y agobiante que pueda existir; sobretodo si marca la inevitable perdición que les espera a quienes lo miran, si solo muestra una cuenta regresiva hacia la cumbre.

Cómo en éste caso, pues su tiempo comenzaba a agotarse.

El menor de ambos chicos soltó un quejido de dolor ante la violenta caída que ambos sufrieron; sin embargo fue fácilmente opacada por el enorme alivio de estar a salvo de las terribles pesadillas aunque fuera de manera temporal.

Aquella posición era incómoda para ambos, pero él solo hecho de haber llegado ahí casi sanos y salvos era tan satisfactorio que le hacía no darle importancia.

Pete cerró los ojos completamente agitado intentando calmar su acelerada respiración; relajando su cuerpo y dejándolo caer por completo en aquel campo.

— ¡Dios! me duele todo —
Dijo Pete dejando caer la cabeza en el pasto; sintiendo cada parte de sus ser, sin ningún excepción doler como nunca antes.

Adeus quiso moverse, pero Pete aun sin abrir los ojos lo tomó por el cuello de la camisa para impedirlo.
— te dieron la golpiza de tu vida; también deberías respirar —
El pelinegro esperó que se quitara con disgusto o de manera algo tosca; pero contrario a sus predicciones Adeus se dejó caer al igual que él, hundiendo su cabeza en el suelo, poniendo su brazo a lado de su rostro, casi aplastando el cuello con su hombro.
— ¿Si respiras verdad? —
Cuestionó Pete ante aquella duda que le había surgido de repente, pues el chico que tenía a su lado había muerto hace mucho tiempo.

— por costumbre, no por necesidad —
Ambos sintieron un cansancio extremo, como aquel que sientes después de tu primera seción en el gimnasio después de años sin ir; como cuando te dejas caer a la cama después de un agitado día de trabajo.

Era tan extremo que podían sentir que caerían dormidos sin esfuerzo alguno.

Disfrutaron por un momento el bello sonido del silencio que aquella falla les proporcionaba, sintiendo sus extremidades adormecerse y hacerse pesadas de la relajación.

— ¿Cómo supiste que la calma era la clave? —
Adeus por primer vez en su vida comenzaba a creer en algo o en alguien; durante toda su vida y el tiempo en ése plano, no había tenido ni una pizca de esperanza, siempre había estado rendido ante todo, viendo siempre el lado negativo; sin embargo después de ver cómo aquel niño solucionó aquella situación tan rápido comenzaba a tener motivos,(aunque fueran pocos) para creer que realmente podían salir de ahí.

— no lo sé... Supongo que lo deduje —
Respondió Pete con desinterés.

Al pelirrojo siempre le pareció ridícula aquella creencia que tenían los dos más jóvenes del lugar en que el chico que tenía a su lado era la clave para encontrar la llave que abriera la puerta de ése infierno y así poder salir; pero justo en ése momento comenzaba a retractarse de sus palabras.

— yo... Lo siento por lo de hace un rato —
Le dijo Adeus con un tono similar al que ponen los niños cuando sus madres los obligan a pedir disculpas; aunque Pete sabía que era él mismo quien se obligaba a pedirlas.

El menor dobló su brazo abrazando el torso del pelirrojo sutilmente.
— está bien —
Había visto sus recuerdos y por lo tanto comprendía el porqué de sus acciones, sabía que él llevaba más tiempo ahí y que por lo tanto salir era más importante.

Under the tree © (BL) [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora