capitulo 3

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Viernes, día esperado por muchos, día en el que la gente es más felíz, porqué la cansada semana de trabajo había terminado para muchos; viernes, seguro para muchos de ustedes es sinónimo de fiesta, de salir a divertirse, para algunos otros debe ser sinónimo de descanso, de ver películas toda la tarde y dormir lo que no dormiste una semana entera.
Como seres humanos esperamos con ansias poder liberarnos del estrés del trabajo y poder disfrutar de la vida, y para eso usamos el viernes.

Así era un viernes común para otras personas, pero para nuestra pequeña familia no era algo por lo que estuvieran de verdad entusiasmados, pues tenían que recoger su dignidad del suelo, tomar todas sus cosas y abandonar la vida que con demasiado esfuerzo construyeron durante cinco largos años.

Ambos estaban nerviosos y como no hacerlo, estaban conscientes de todo lo que aquella casa representaba, todo lo que habían vivido ahí, todo lo que pasaron, pero sobretodo sabían que las personas con las que solían estar en ése entonces no volverían y que seguramente, a pesar de creer haberlo superado, todos ésos lugares familiares saquen a flote ésos sentimientos enterrados.

Era una decisión difícil de tomar, pero en situaciones desesperadas, hay que tomar medidas desesperadas.
Era algo así como cuando realmente necesitas ir al baño, pero sabes que los baños del lugar donde te encuentras son realmente sucios, pero por la desesperación decides entrar en ellos.
Así de desesperada era la situación que está pequeña familia estaba viviendo.

No era como que tuvieran otra alternativa, tampoco demasiado tiempo para mentalizarse a la situación, todo había sido demasiado rápido y repentino, pero sabían que su única opción era avanzar, no podían  estancarse y lamentarse toda su vida.

— todo listo —
Declaró el señor Ambrus cerrando por fin el auto, con todas sus cosas dentro, aunque a decir verdad, no tenían mucho que digamos, Pete apenas llenaba 3 cajas de tamaño mediano con sus cosas, y su madre solo 2; el resto de cajas eran cosas del hogar como vajillas, decoraciones y cortinas.
Tenían simplemente lo que necesitaban, y eran felices con eso, ninguno de los dos había sido avaricioso nunca, lo cual les daba una gran ventaja, ya que así aceptarían con más facilidad la situación que estaban pasando.

La camioneta era del señor Ambrus, quien insistió durante días en llevarlos hasta su destino, al principio bryony se negó a aceptar, pero después de mucha insistencia acabó por hacerlo; y ahí estaban montados en el auto rumbo a lo desconocido, ¿Divertido no?

— bien, es hora—
Declaró la pelinegra, hablando más para si misma que para los demás, como intentando consolarse ante los terribles nervios que sentía, era como volverá ver después de mucho tiempo a alguien al que le hiciste algo malo, su corazón se sentía así en ése momento.

Ambos adultos subieron en la parte del frente, y Pete en la parte de atrás junto a las cosas, así evitaría que las cosas de cristal fuesen a romperse.

A Pete, más que molestarse o sentirse excluido al ir atrás, le alegraba, puesto a que cuando su madre y el señor Ambrus estaban juntos hablaban de cosas que el no podía entender, como la medicina, ya que ambos se dedicaron a eso en su debido tiempo, y ambos tenían una pasión muy grande ante ése trabajo, Ambrus ya estaba jubilado, al contrario de Bryony quien aún era demasiado joven como para retirarse, le faltaban alrededor de treinta años para poder hacerlo.

Todo el tiempo hacían chistes sobre eso, realmente no comprendía el 90% de sus conversaciones.

Dejó de pensar en eso una vez avanzaron, Pete se recargó junto a la ventana, le gustaba como el viento soplaba en su rostro, y cómo podía apreciar todos los tipos de paisajes que la carretera le presentaba, le hacía sentir vivo de alguna manera, le hacía olvidar todo

Under the tree © (BL) [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora