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JENO

Jaemin movía delicadamente sus preciosas manos en cada acción que hacía, haciendo de una tarea tan común como cocinar se viera como una obra de teatro, relatada en poesía pura.

Yo, expectante, era oyente ante sus pedidos y oyente también de la carne fritandose, el sonido del cuchillo encontrándose con la tabla de madera que él usualmente usaba, junto también al glorioso sonido de lo que era su risa. Suponiendo, yo, que él se reía de mi manera de ser un poco infantil.

"¡Cucharón!", "Espatula...", me pedía mientras volteaba ligeramente su cabeza hacía atrás, dejándome meterme a su burbuja, la cual estaba llena de su aroma, que, aún, vagando y vivaz, se destilaba sobre él.

Los diversos olores me confundían, pero sólo me tomó dar un par de recorridos por él para finalmente encontrar su lindo aroma. Este se hallaba cautelosamente clavado en su cuello, quien de color nieve, se dejó ver hacía mí, dejándome también la posibilidad de poder apoyar mi cabeza en su hombro e inhalar el suave canto que me propinaba su tan adictiva esencia.

Nuestra cena romántica (como la había apodado humorísticamente él) constó de Bulgogi y de un vino tinto.

Jaemin contó que ese vino le había pertenecido a su papá, y que se lo había regalado cuando Jaemin había cumplido 18 años, ¡18 años! a pocos minutos de que al 17 se le haya agregado un año más. Sin contar que el vino salía realmente caro, y puedo apostar que actualmente puede salir más que mi cuerpo en venta.

─¿Está todo bien, hyung? Lo noto silencioso, a pesar de que en la cocina usted era todo un caos. ─Rió levemente mientras agarraba sus palillos y empezaba a degustar su delicia. Yo, apurado, imité sus pasos y me aclaré la garganta antes de responder.

─Me sorprendió lo del vino... digo, actualmente puede costar aún más caro, al menos unos números más arriba de los que estaban en aquel año de tu cumpleaños número 18. ─di un suspiro y sonreí cerrando levemente mis ojos─. Que suertudo eres, Na Jaemin.

─De hecho, hasta yo mismo no entiendo cómo pudo comprar este vino. Y eso me hace pensar que es muy especial, entonces decidí abrirlo contigo. ─Levanté mi mirada, ya que me mantenía cabizbajo para comer tranquilamente.

Una sonrisa surcó por su cara, marcando un poco sus pomulos y dejando ver levemente sus dientes. Yo sólo pude dar mini-aplausos, por la emoción que me daba que Jaemin hubiera dicho eso, y también porque estaba intrigado por el sabor del vino.

Vi a Jaemin levantarse rápidamente de la mesa y desapareciendo por el pasillo que llevaba a la cocina, y, después de unos segundos, lo vi volver con una pequeña tijerita en la mano.

Cortó un poco el plástico que mantenía a la tapa y a la botella juntas, quitando lo demás con su mano, sirviendonos de ese tan anhelado vino en los elegantes vasos de vidrio.

Es increíble como con tan sólo unos cuantos movimientos puede verse tan... auténtico. Auténtico y superior.

Me pasó mi copa de vino, agarrando en el paso la suya, oliendo un poco del aroma de la bebida. Yo estaba tan concentrado en lo que hacía, que no me di cuenta cuando él me seguía mirando, quizá, inquiriendo mi opinión acerca del sabor del vino.

Tomé un poco de este, saboreando en cada momento.

No soy una persona que tome vino, o siquiera soy una persona que tenga el dinero suficiente para comprar un vino tinto para cada semana o para cada fin de semana. Era más flexible con las bebidas. Mi amigo, Park Jisung, es barista, y la verdad admiro su trabajo y el esfuerzo que siempre pone en él. Y, también, gracias a ese "pequeño", pude expandir mis gustos acerca de las bebidas alcohólicas, y hasta de las bebidas que no tienen ni una gota de alcohol.

Jisung amaba decir que "todo puede disfrutarse". Y sí. Me di cuenta esa noche. La sonrisa de Jaemin, sus risas leves, su costumbre de cerrar los ojos fuertemente y arrugar su nariz cada vez que ríe. Su forma tan peculiar de hablar, su forma especial de ser y de estar presente.

Pude disfrutar todo aquello.

[...]

perdón por tardar tanto en actualizar jajs, [problemas] pero bueno, ya estoy mejor:3

tengan linda noche.

¡omega for sale! nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora