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(ABRIL 2380)

La irritante voz de la alarma de mi reloj digital comienza a sonar y sonar, y en ese momento me entran unas ganas de agarrarla a golpes.

- Hora de levantarse Kiara, hora de levantarse Kiara.

La verdad es irritante pararte todos los días y a la misma hora, pero bueno, según mi madre se debe cumplir las reglas de la ciudad sin protestar, ya que de lo contrario te mandan al diablo... y no me refiero precisamente a ignorarte.

Cuando finalmente me levanto, voy directamente al baño con la intención de ducharme. Tengo que bajar al desayuno a las 7:30 am (según indica el reglamento). Cuando entro, me quito la ropa y activo el agua tibia con un código de voz especial para mí.

Me gusta tomar duchas ya que es de los pocos lugares en los que puedo hacer lo que más me gusta: pensar. Eso es algo que llevo haciendo desde más o menos los 12 años cuando estaba a punto de entrar a la pubertad. Después de ese cumpleaños, fue cuando Brooke Zurich empezaría a arruinarme la vida.

Brooke es mi madre... bueno, si a eso se le puede llamar madre. Es considerada una de las diseñadoras más importantes de Ciudad Celeste. Ella y mi padre Edwin contrajeron nupcias hace 19 años, cuando tenían 22 y 23 años de edad respectivamente. Mi padre es dueño de una gran empresa de autos eléctricos, así que uno ya se da una idea de lo importantes que son. Cada año asisten a miles de eventos de gala de distintas empresas o incluso del Gobierno Celestino, por lo que cientos de micrófonos y reflectores están sobre ellos.

Y eso me convierte a mí en un cero a la izquierda.

Y es que, desde que nací, la gente solo se ha fijado en mi como "la hija de Brooke Zurich" o "la hija de Edwin Zurich", o "Brooke y Edwin Zurich en compañía de su hija".

La verdad me molesta, ya que yo no soy un animal, por respeto a estos también, como para que no me tomen en cuenta. Por si no lo saben, mi nombre es Kiara Elizabeth Zurich, tengo 18 años recién cumplidos y curso la carrera de moda, aunque en lo personal no me gusta, pero era eso o dedicarme a fabricar autos.

Mi vida solo se puede resumir en una cosa: soy una prisionera.

¿Por qué? Solo piensen que yo soy un reo y la Zona Central de Ciudad Celeste es la cárcel, y mi vida aquí es como una cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Estoy resignada a pasar encadenada a un destino al cual no quiero llegar. Hay ocasiones en que incluso prefiero morir y reencarnar en cualquier otra cosa, o que todo esto fuera un sueño.

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A falta de un minuto de la hora del desayuno yo ya estoy duchada, cambiada, maquillada, entre otras cosas. Salgo de mi habitación y camino por el pasillo con dirección a las escaleras. La casa desde mi punto de vista se me hace grande, pero debo reconocer que otras familias las tienen gigantes que fácilmente las podrías confundir con un palacio de la época medieval. Está pintada en su totalidad de blanco, y decorada con cuadros que cambian de imagen cada hora y, además, su piso de madera la hace verse como una de las más bonitas de la zona.

A mí en lo personal me gustan las cosas más simples, pero mis papás son fanáticos de lo más resaltable (sobre todo a mi mamá).

Cuando finalmente llego a la cocina me encuentro a mis padres desayunando: mi padre está leyendo noticias en su Tablet, mientras mi madre come una ensalada de frutas que según ella le sirve para verse más esbelta.

Sabiendo que probablemente no me contesten, decido saludarlos.

- Buenos días familia.

- Kiara - mi madre se voltea a verme y yo espero su saludo - Por favor, date prisa que las clases inician a las 8:30 y debes llegar mucho antes de esa hora.

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