12

4 0 0
                                    

La casa del amigo de Derek se encontraba a un par de kilómetros de la zona en donde vivía él. También es una especie de unidad habitacional, pero las casas son un poco más grandes y cada una tiene un patio trasero, algo que el resto no. El tal Alex vive en una casa con el número 12, y ya estando frente a ella, Dimitri se adelanta un poco y toca la puerta, y de ella sale un chico alto y fornido, con piel un tanto morena, los ojos oscuros como los de Derek, y recibiéndonos con una cálida sonrisa.

Diablos, ¿apoco todos los chicos de la Ciudad Prohibida son atractivos?

– Ethan, que gusto verte – le dice Dimitri – ¿Y Alex?

– Hace rato subió a su cuarto, según a traer algo, pero apenas hace poco vi a Gina subir, así que, creo que estará ocupado un buen rato – explica el tal Ethan.

– Ayy ese chico, solo busca cualquier momento para fugarse a abrirle las piernas a su novia – dice Dimitri entre risas, y Ethan ríe con él.

– ¿Así hablan siempre? – le pregunto en voz baja a Derek.

– Acostúmbrate, preciosa – me responde de la misma manera.

Luego de eso Ethan nos invita a pasar y entramos a la casa, la cual igual está hecha de madera, pero la estancia es más espaciosa que la de Derek. En la sala están sentados un par de parejas, cada una en un sillón, viendo algo en la televisión.

– No sabía que tenían ustedes sus propios canales – les digo a los chicos.

– De hecho, no es así – responde Derek – Los celestinos nos mandan estas cosas, pero todas visualizan varios programas que muestran cómo es la vida en Ciudad Celeste, para que vean que ellos son felices comparados con nosotros. Pero nunca los vemos y solo las ocupamos de vez en cuando para ver películas de la época anterior al Gran Desastre.

– ¿Y cómo le hicieron para conseguir esas películas? – pregunto.

– La mayoría fueron traídas por las primeras personas que fueron desterradas a la ciudad. Ya aquí lo único que se hizo fue hacer cientos de copias – explica Ethan – Se puede decir que es nuestra única fuente de entretenimiento a través de una pantalla, nosotros preferimos asistir a eventos deportivos o culturales.

La película que estaban viendo parecía ser romántica, pues se veía a un hombre y una mujer dándose un beso en lo que parecía ser una alberca. Eso explica el cariño que se andan demostrando las dos parejas sentadas mientras la ven.

– ¡Oh cierto! – exclama Dimitri – Chicos, queremos presentarles a Kiara – les dice a los enamorados sentados y todos me miran.

La pareja a mi derecha está formada por un chico parecido a Ethan, pero con la piel un poco más clara y no es tan fuerte en cuanto a músculos. La chica que es su novia tiene el pelo negro, largo y lacio, y sus rasgos físicos se ven distintos a los de los demás, pues es más delgada a otras chicas que he visto y los ojos los tiene ligeramente rasgados, así que he de deducir que tiene descendencia de algún país de la antigua Asia, como, por ejemplo, China o Japón.

La pareja a mi izquierda se ve físicamente distinta en casi todo a la anterior: el chico era fornido, pero curiosamente no era tan alto y se veía más joven comparado con los demás. Su cabello era castaño rojizo y alborotado, y tenía varios de esos famosos tatuajes en los brazos. La chica que es su pareja es rubia ceniza con varios mechones de cabello pintados de otros colores, y también se veía más bajita y joven a lado de otras chicas como Lydia, y sus ojos eran azules, como los de su novio. Al igual que Lydia tenía una pequeña perforación en la nariz.

– Mucho gusto Kiara – se presenta la chica asiática, la cual de cerca es mucho más bonita – Me llamo Michelle Wang, y él es Kaleb, mi novio – dice señalando al chico, el cual me saluda con la mano.

LIBERTAD: El InicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora