Horacio Pérez. Los héroes también caen. (Volkacio)

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-Hoy se van a unir al cuerpo los subinspectores Dan y Fred, ambos llevarán máscara para ocultar su identidad -explicaba el superintendente Conway.

Todos los compañeros policías presentes asintieron. Volkov apenas prestaba atención a las palabras de sus superior, desde hace semanas su único pensamiento era Horacio. Le dio mil vueltas, él sentía algo por Horacio. ¿Amor? ¿Amistad? ¿Quizá solo compañerismo? No se lo contó. Pero él ya no estaba en el cuerpo. De hecho, en ese mismo instante el de cresta se encontraba en la prisión federal.

-Comisario, ¿me estabas escuchando? -le preguntó el superintendente.

-Sí, señor -afirmó el ruso.

-Baja de las nubes, Volkov. Céntrate en el trabajo -dijo su superior.

A Volkov le pareció raro que esa frase no fuera acomoañada de sus míticos insultos, como un "capullo" o "anormal". Pero Conway sabía lo que le había afectado que Gustabo y Horacio pasasen de ser policías a ser unos delincuentes.

En parte, al superintendente no le gustaba ocultar información al comisario, pero debía mantener en secreto las identidades de Dan y Fred. Ahora Gustabo y Horacio se iban a infiltrar a una mafia, el anonimato en el CNP era esencial.

-¿Y cuándo dice usted que llegan los subinspectores? -cuestiona Volkov.

-Debe de quedarles poco. Comisario Volkov, usted llevará el día de hoy al subinpector Dan en su patrulla, y Greco, usted llevará a Fred -comentó Conway- Mañana Fred y Dan irán juntos, pero quiero que hoy conozcan mejor a sus compañeros.

-10-4 -el ruso afirmó.

En apenas diez minutos los subinpectores cruzaron la puerta de comisaría. Fred, llevaba una máscara rosa, a juego con sus pantalones. Llevaba la camiseta blanca de manga corta de la policía, y, cubriéndola, el chaleco antibalas con sus típicas letras blancas "POLICÍA". Dan, al igual que su compañero, vestía con la camiseta y el chaleco del CNP, una máscara verde azulada y unos pantalones del mismo tono.

-Subinspector Dan, usted irá con Volkov el día de hoy -explicó Conway- Fred, usted irá con Greco.

-¿Quién es Volkof? -preguntó Dan.

Volkov sonrió levemente recordando que Horacio le llamaba de la misma manera, "Volkof". Pero él no era Horacio. La sonrisa se borró de su rostro y se acercó al sujeto.

-Víktor Volkov, subinspector. Volkov con V -le explicó- vamos a hacer 10-33.

-10-4 -respondió Dan.

Al salir al garaje se podía escuchar a Fred y a Greco disutir sobre quién iba a conducir. Volkov suspiró y miró a Dan.

-Espero que usted no sea tan problemático como su amigo -dijo Volkov.

-No se preocupe, a mi me es indiferente.

Volkov se subió al vehículo en el asiento del conductor, y Dan en el del copiloto. Estuvieron patrullando por las calles, que ese día estaban tranquilas. Eso no solía suceder en aquella ciudad, pero estaba bien tener un día más calmado. En el interior del coche, todo estaba en silencio. Volkov pensaba en las veces que había hecho sentir mal a Horacio.

"Estamos juntos en esto" dijo Horacio un vez. El día de la muerte de Torrente. "Juntos". Fue el primer y último "juntos" que salió de la boca de Horacio.

También recordó el día que Horacio tomó prestado un helicóptero. Estaba preocupado por lo que podría haberle pasado. Le llamó retrasado mental. Minutos antes, llegando al lugar del accidente se imaginó el cuerpo sin vida de aquel chico. No podía soportarlo.