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Horacio abrió los ojos en el preciso instante en el que su despertador emitía incesantes pitidos. Presionó el botón de apagado para después despertar a Gustabo. Debían ir a comisaría junto a Conway para poder cubrir sus rostros y, de esa manera, ser Dan y Fred.

-GUSTAAAABO -gritó Horacio- Levanta, que llegamos tarde... Verás cómo se pone el viejo...

-Ya vooy... -decía Gustabo perezosamente.

Eran las cinco de la mañana y ambos individuos esperaban a Conway en la puerta trasera. Que cansado era ser agentes secretos. Era prácticamente como llevar una doble vida. A Horacio le era muy difícil ocultar sus sentimientos por Volkov. Llevaban ya un mes siendo Dan y Fred, y Horacio había escuchado más de una vez a Volkov hablando sobre la pena que le daba que él y Gustabo fueran policías y después, sin más, fueran delincuentes.

A Horacio le entraban ganas de decirle: "Estoy aquí, estoy justo aquí" "Sigo siendo policía" "No he hecho nada malo". Le daba rabia. Además, en el mes que llevaban juntos, Volkov y él eran una especie de amigos. Tenían ya cierta confianza, y de vez en cuando patrullaban juntos.

Conway llegó a la puerta trasera, dejando así pasar a los muchachos.

-Has tardado, viejo -dijo Gustabo. 

-¿Qué me has llamado?...te voy a matar...

-¡Corre, Gustabo! -avisó Horacio al ver como el superintendente sacaba la porra.

-¡CAPULLO! -gritó Conway corriendo tras Gustabo con la porra en la mano.

Una vez en el vestidor Gustabo se puso su look rosa, convirtiéndose de esa manera en Fred. Horacio se peinó la cresta a un lado y se puso su gorro verde azulado, seguido por la vestimenta usual. Dan y Fred estaban preparados.

En el coche patrulla Volkov y Dan conversaban, hasta que Volkov sacó un tema bastante doloroso para Horacio.

-Horacio se declaró a mi... unos días antes de ser expulsado del cuerpo -explicaba Víktor.

-Y... ¿Qué le dijiste? -disimuló Dan.

-Lo cierto es que me tomó por sorpresa. Sí sentía algo por Horacio, pero aún no sabía el qué. Le dije que no estaba capacitado para tener nada con nadie.

-Y... ¿ya sabes que es lo que sientes por él? -preguntó Dan, con un destello de emoción.

-Hace ya un mes que no le veo pero... Sé que si lo veo me sentiré igual. No siento algo así con nadie, ni si quiera con amigos. Es como que quiero besarlo pero... No me veo haciéndolo. 

-Ya... Deberías arriesgarte y besarlo. Así te verás haciéndolo. Bueno, eso si... si lo vuelves a ver.

-Ya... Hazme un favor y no le cuentes a nadie lo que te he dicho. Yo no suelo contarle sobre mis sentimientos a nadie -pidió el ruso- Oye, ¿cómo está tu brazo? 

-Yo... mejor, mejor -dijo Dan.

Por la radio de Volkov conversaban varios agentes.

-Comisario Volkov a H50. Nos dirigimos al código 3 -informa Volkov.

(...)

Ya casi era medianoche, el comisario Volkov y el subinspector Dan habían pasado un duro día de trabajo. 

-Hemos tenido un buen servicio -dijo Volkov, retirándose el chaleco de policía. 

Dan no pudo despegar los ojos del comisario mientras el ruso se cambiaba de ropa. Por que en el fondo él no era Dan. Era Horacio. Seguía siendo Horacio.

-¿Le apetece venir a mi casa a tomar algo? -cuestionó Volkov.

A Dan le dio un vuelco el corazón, sí quería, pero entonces recordó algo.

-Yo... tengo que hacer unas cosas, ¿si le parece bien que lo cambiemos a mañana? -dijo Dan.

-Claro, claro. Por supuesto. Mañana a la salida del trabajo podemos vernos -dijo Volkov.

Qué sarcástico, primero es Volkov el que rechaza a Horacio y después es Dan quien rechaza a Volkov. 

Después de una despedida algo incómoda, Dan salió de servicio y se cambió la vestimenta, volviendo a ser Horacio. Él y Gustabo debían hacer algo importante. Tras avisar al superintendente, ambos subieron al Audi y se dirigieron a la ubicación que Emilio les envió. 

En lo alto de un monte se encontraron con el mexicano, que necesitaba una última prueba para comprobar su fidelidad. 

-Es tan sencillo como ir a comisaría y disparar a un agente, el primero que veáis. No digo que lo matéis, solamente que le peguéis un tiro en la pierna o en el brazo -explicó Emilio.

Gustabo y Horacio se miraron entre ellos, y después miraron a Emilio.

-Nos confirmará que ya no tenéis ningún vínculo con el CNP.

-De acuerdo -dijo Gustabo.

-Sí, está bien -dijo Horacio.

No era necesario matar al policía, por lo que no habia gran problema. Entraron al coche de Emilio en silencio. Emilio conducía, Horacio estaba de copiloto y Gustabo en la parte trasera. Desde allí, Gustabo comenzó a redactar un SMS para el superintendente.

"Tenemos que hacer una última prueba para Emilio."
23:40

"¿El qué, si se puede saber?"
23:41

"Ir a comisaría y disparar a un policía... No tenemos que acabar con él, solo un disparo"
23:41

"Hacedlo"
23:41

"Disparad en el brazo o en una pierna"
23:41

"Tendremos cuidado, nadie resultará herido de gravedad"
23:43

Bajaron del coche, dejando que Emilio se fuera, y tras asegurarse de que nadie estaba a la vista Gustabo habló.

-Ya he hablado con el viejo -dijo.

-¿Y le parece bien? -preguntó Horacio.

-Sí, le parece bien, pero dice que disparemos en un lugar que no afecte.

-Y... ¿quién dispara? -preguntó Horacio.

-No sé, ¿quieres hacerlo tú? -ofreció Gustabo.

-Emilio se fía menos de mí, así se fiará. Qué opinas, ¿lo hago yo? -preguntó Horacio de nuevo.

-Buen punto. Sí, de acuerdo -aceptó Gustabo.

Llegaron a la comisaría y ambos amigos se dieron cuenta de algo: el policía que estaba a tiro, y que sería más sencillo de disparar desde su posición era uno al que tenían especial cariño. Sobre todo Horacio.

Volkov.

-Venga, Horacio, tu puedes. Solo es un disparo, un disparo en el brazo y nos vamos -decía Gustabo.

-P-pero... es Volkov... -decía Horacio.

-Es un disparo, le das y te vas. Vendrá una ambulancia, en menos de un mes estará como si nada.

Horacio respiró hondo. Apuntó, cargó el arma y disparó. Un grito se escapó de la boca de Volkov. Al momento, el superintendente salió de la comisaría y vio a Volkov en el suelo. Miró a todas partes en busca de sus policías infiltrados y su mirada dio con ellos.

Les miró, asintió e hizo un gesto con la cabeza, ordenando que se marcharan de allí cuanto antes. Ellos entendieron la referencia y salieron corriendo.

Horacio confiaba en Conway, Volkov estaría bien.

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¿Qué os parece hasta ahora la historia?

Cosas a tener en cuenta: En ésta historia Horacio y Gustabo ya son Dan y Fred, y están ya dentro de la mafia. Todavía son subinspectores, y Volkov no sabe las verdaderas identidades de Dan y Fred.

Pogo todavía NO está presente.

Advertencia: Si no te has terminado la primera temporada de la serie es más que probable que encuentres spoilers.

Horacio Pérez. Los héroes también caen. (Volkacio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora