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Horacio estaba recogiendo sus cosas de la taquilla cuando Volkov entró en los vestuarios. Horacio se quitó la camiseta y la dobló, para luego guardarla en la taquilla. Este notó la mirada del ruso en su espalda. Se giró completamente serio.

-Podrías dejar de comerme con los ojos, si ves que tal -dijo Horacio serio.

-¿Disculpe? Y-yo no estaba... -no pudo terminar la frase de la vergüenza que le daba.

-Sí estabas, sí... Por favor, comisario, que seré joven pero no tonto... -dijo girándose para sacar otra camiseta de la taquilla.

Volvió a darse la vuelta y miró a Volkov de arriba a abajo.

-¿Va a seguir contemplándome, comisario? -preguntó Horacio.

No le dio tiempo a contestar. Volkov se había acercado a Horacio peligrosamente acorralandolo en la taquilla. Sus labios estaban tan cerca que podían notar sus respiraciones descontroladas.

-Comisario, que atrevido -dijo con una pequeña sonrisa el menor, dejando caer la camiseta al suelo y sujetando la cabeza del ruso.

-Subinspector... -murmuró el ruso rozando sus labios con el contrario.

-Volkov... -respondió cerrando los ojos- E-está usted demasiado... demasiado cerca...

Se pasaron en silencio algunos segundos, cerrando los ojos y rozando los labios. Ambos deseaban unirlos en un beso, pero a la vez no estaban seguros de hacerlo.

Le tienen miedo al éxito *guiño guiño*//

—Nunca será demasiado cerca tratándose de ti... —dijo Volkov.

Fue Horacio el que impulsó ligeramente su cabeza hacia la del ruso, para besarlo con notorio deseo.

Y así, por primera vez, el submarino Volkacio subía a flote. Más faltaría, Volkov siguió el beso, con el corazón a punto de salirse de su pecho.

Fue entonces cuando el ruso se separó bruscamente de Horacio. No por falta de aire.

Pero tampoco por arrepentimiento.

Lágrimas se deslizaban por el rostro de Horacio.

—¿Porqué llora, H? —preguntó Volkov acariciando el rostro del menor.

—T-todo va mal... Llevamos semanas sin... sin saber nada de Gustabo, Greco murió y... —empezó a sollozar— y estoy solo...

—Horacio... estoy aquí... —le dijo con voz tranquilizadora— No estás solo, yo no me voy a ninguna parte, ¿me entiendes?

El ruso abrazó al menor, que seguía sollozando, y acarició el pelo ahora castaño de Horacio.

—No me voy a ninguna parte... —repitió Volkov separándose del subinspector, y mirándole directamente a los ojos.

Despacio, el ruso volvió a acercar el rostro al de Horacio, uniendo sus labios en un beso mucho más lento que el anterior. Tras unos segundos, Volkov apoyó su frente a la de Horacio.

—¿Te.. te parecería si vienes a mi casa y cenamos tranquilamente?  —preguntó el comisario sujetando las manos del subinspector.

—V-vale... —ambos individuos se unieron en un cálido abrazo, para después prepararse para irse a casa del mayor.

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pequeña actualización... espero que os guste! he empezado las clases y no tengo mucho tiempo, pero aquí tenéis <333

¿qué os parece el primer roce?

no me toquen, estoy soft

Horacio Pérez. Los héroes también caen. (Volkacio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora