—Michelle ha venido, voy a hablar con ella —dijo Conway para después salir de la habitación.—Venga, Horasio... Siéntese en el sofá, ahora vengo —Horacio obedeció confuso.
Tras unos segundos, Volkov volvió a aparecer con un botiquín. El ruso trató de acercarse a Horacio.
—¿Q-qué haces? —preguntó el pelirrojo.
—Curarle las heridas, si me permite —dijo él, acercando un algodón a la cabeza de Horacio— Ya está... ¿Dónde tiene la herida de bala?
—En... el abdomen —dijo dolorido— ¿Quieres curarla también?
—Por supuesto —dijo el ruso sacando más cosas del botiquín— Levántese la camiseta.
—Voy, pero no se asuste... No está muy bien —advirtió levantando la camiseta de policía.
Horacio dejó el torso al descubierto. El ruso se mordió el labio al ver el estado de la herida del menor. Un par de puntos se habían soltado, y tenía sangre alrededor.
—Esto le va a doler un poco, ¿de acuerdo? Puede sujetar mi mano —Horacio no dudó en dar la mano al ruso y cerrar los ojos.
Horacio sintió un dolor terrible al tener contacto con el alcohol. Gimió de dolor y apretó la mano del ruso. Conway apareció junto a una mujer pelirroja en la puerta de la habitación. Les había sobresaltado el grito.
—¿Está todo bien, caballeros? —preguntó la mujer.
—Le estoy curando la herida de bala al subinspector —explicó Volkov sin soltar la mano del chico— Me alegro de volver a verla, Michelle.
—¿Michelle? ¿Quién es ella? —preguntó Horacio intentando levantarse. Volkov se lo impidió.
—Soy Michelle Evans, cuñada de Jack —le explicó— y soy la presidenta del CNI.
—Buena presentación, agente Evans —dijo Jack— Dejemos a Volkov terminar de curar a Horacio, luego tenemos una reunión en comisaría. Nosotros vamos yendo.
Salieron de la habitación dejando de nuevo a los chicos solos. Con una gasa, Volkov terminó de limpiar la herida a Horacio, quien soltó algunos quejidos.
—Ya pasó, Horasio. Le pongo algunos puntos y le pondré un parche para cubrir la herida —explicó.
Terminó el procedimiento y ayudó a Horacio a levantarse con mucho cuidado.
—Volkov, ve a comisaría. Tengo que hacer unas cosas antes de ir, no tardo —dijo el pelirrojo saliendo del apartamento.
Horacio llegó a la peluquería. Pidió que le quitasen la cresta y que le dejasen su tono natural del pelo rápido. Tardaron no más de diez minutos, Horacio se miró al espejo. Suspiró triste. Tenía el pelo semidespeinado hacia atrás, castaño. Pagó y salió de allí.
Volvió al apartamento donde ya no había nadie, y se cambió de ropa. Se puso unos pantalones negros, una camiseta de tirantes del mismo color y una sudadera por encima, como era de esperar: negra. Se puso unas zapatillas negras de Nike,
Llegó a comisaría deprisa, y fue directamente al despacho de Conway.
—Ya estoy aquí —informó— siento haber tardado.
—No te preocupes, Horacio. Volkov aún no ha llegado —dijo Michelle— estoy encantada de conocerte.
—Igualmente —dijo el ahora castaño.
Conway le miró triste. No parecía Horacio. Ya hacía días que la luz de sus ojos se había esfumado, por no hablar de sus ojeras. Y ahora que ni siquiera conservaba su roja cresta, se le veía apagado.
Se acercó al chico y no tardó ni dos segundos en rodearle con los brazos, brindándole un cálido abrazo. Al menor le cayó una lágrima por la mejilla, a pesar de no hacer el mínimo gesto con la cara.
Se separaron y Horacio le otorgó una sonrisa triste al superintendente.
En ese momento alguien entró en el despacho. Volkov se quedó petrificado al ver al sujeto de espaldas a él.
—Disculpe, ¿quién...? —Volkov no terminó la pregunta, debido a que el sujeto se dio la vuelta.
El ruso no había reconocido a Horacio hasta que pudo verle el rostro. Le dolió verle en ese estado. No parecía él.
—Buenas tardes —dijo solamente el ruso.
—Buenas —dijo solamente Horacio.
—Bien, ahora que estamos todos... Horacio, ¿puedes explicarnos eso de que Gustabo te agredió pero a la vez no fue él? —pidió Michelle.
—Sí, a ver... Gustabo tiene un problema... —explicó— de hace muchos, muchos años...
—¿Un problema? ¿A qué se refiere? —preguntó Volkov.
—¿No les suena nada de... Pogo? —los oficiales negaron.
—¿Pero qué tiene que ver Pogo con Gustabo? ¿Qué le pasa a Gustabo? —preguntó Conway.
—Se convertía en otra persona de repente —explicó— En Pogo.
—¿Pogo es Gustabo? —dio por hecho la presidenta del CNI.
—No exactamente. El cuerpo de Gustabo a veces es Gustabo y a veces es Pogo —intentó explicarse— Son dos personas en un mismo cuerpo.
—¿Como si estuviese poseído? —cuestionó el ruso.
—No, porque Pogo no está siempre ahí. Pogo se intercambia por Gustabo cuando una emoción muy fuerte se apodera de él —Horacio tocó su herida de la cabeza— Pogo dice que hace lo que Gustabo no se atreve a hacer.
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ME ENCANTA LO MISTERIOSO QUE ACABA EL CAPÍTULO AAAAAA.
Es como... Horacio se toca la herida y dise... "Pogo hace lo que gustabo no se atreve a hacer..."
Y SE ACABA EL CAPÍTULO. ME ENCANTA SNSNFNNDNS.
•Cu4tro.
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Horacio Pérez. Los héroes también caen. (Volkacio)
FanficMe gustas, ¿te gusto? Cuatro palabras. Una pregunta. Una indirecta muy directa. ¿Cómo podía arreglar aquel error Volkov? Volkov amaba a Horacio. Él fue detenido después del rechazo. Volkov no pudo remediarlo. Horacio fue detenido falsamente, para l...