Miré mis manos, ambas en forma de puño. Observé un punto fijo de la pared y las abrí.
—Esto es imposible, ¿cómo voy a saber utilizar el poder si ni siquiera sé iniciarlo?
Moví los dedos y me los troné. Me senté de piernas cruzadas sobre la cama para intentarlo de nuevo.
—Yo puedo, solo necesito concentrarme —me animé.
Cerré los ojos y respiré hondo. Cuando sentí la relajación en mi cuerpo, los abrí y centré la mirada en las palmas. Me obligué a pensar en el día de la muerte de mi tía, en el momento que aquel demonio le atravesó. Apreté la mandíbula al tener la imagen exacta en mi cabeza y la repetí una y otra vez hasta notar un extraño calor recorrer mi cuerpo. El corazón se me volcó al verme las manos ensangrentadas. Eran ilusiones que me exigí recrear si quería conseguir mi objetivo. Un hormigueo cubrió mis brazos hasta llegar a mis manos, entonces, unas chispas azules revolotearon sobre ellas. ¿Lo estaba consiguiendo? Mis ojos se abrieron por la emoción, eso provocó que la escena en mi mente se distorsionara y una nueva se colase.
Baile. Caleb. Beso.
—Ahhhh, ¡maldita sea!
Arrastré hastiada las manos desde la frente a mi barbilla, para después tirarme de espaldas sobre la cama.
Llevaba dos días intentando crear el fuego tan solo para tener algo con lo que distraerme y evitar salir de la habitación y encontrarme con Caleb. Pero mi cabeza no estaba de mi parte y me lo recordaba a cada segundo.
Miré por el rabillo de los ojos a ambos lados al salir del cuarto, cerciorándome de que el ángel no me estaría esperando fuera. Anduve por los pasillos con la guardia en alto, intentando hacer el mínimo ruido posible, pero la voz de Caleb y Gabriel resonó a escasos metros de mí, eso hizo que todos mis radares se encendiesen. Estaba bajando las escaleras de la planta principal, por lo que no tenía ningún lugar donde esconderme.
Entonces la dulce voz llamándome del menor de los Nephilims que venía acompañado de Nisha, hizo el suficiente eco como para que el ángel supiera que estaba fuera de mi cuarto. Inspeccioné a todos mis lados con nerviosismo por no saber dónde meterme, y cuando me creí capaz de saltar por la misma barandilla de la escalera hacía el suelo, una mano me agarró del brazo y me hizo aparecer en la otra punta del palacio.
—Al fin te dignas a aparecer —fue lo primero que le dije al verlo.
Mikkel andaba desapareciendo desde el día del baile, era casi imposible cruzarse con él, y en verdad no le culpaba, es más, le entendía.
—Tenía cosas mejores que hacer que aguantar a mi padre con el tema de la estúpida boda.
Bajé la vista a sus manos, los nudillos estaban recubiertos de sangre seca, lo más seguro que de sus propias heridas ya sanadas, o eso quise creer. Debió pegar fuerte al saco.
Después un intenso silencio sin saber bien si preguntarle sobre la boda o de si vio aquella noche la escena entre Caleb y yo, decidí empezar contándole la valiente defensa que hizo Eros en su nombre. Lo primero que salió de su boca fue un insulto hacia el chico, pero no fue de mala manera, al menos no lo llegué a percibir así, si no como un hermano preocupado de que hubiera llegado más lejos la pelea. Tras eso, él mismo sacó el tema de la boda, a lo que no me sorprendieron sus palabras, es más, no duró más que unos minutos esa conversación porque enseguida volvió a desaparecer, no sin antes decirme lo que más me temía, que vio aquel beso. Pero se fue sin darle importancia, lo que hizo que me quitase un peso de encima, ya que no quería que los dos chicos tuvieran un problema por mí, por muy creído que sonase eso.
Volviendo a la habitación tras pedir a escondidas a un criado algo de comer, escuché los maullidos de Shadow. Lo busqué con la mirada, hasta que tras una alta maceta se llegó a ver el rabo negro del animal, me acerqué y este salió de detrás con unos extraños andares que me hicieron reír.

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Selina II ©
FantasíaSelina Devine creyó poder escapar de aquel mundo bíblico y volver a vivir cual humana. Pero nadie dijo que eso fuera posible y mucho menos fácil. La visita de un viejo conocido hará que su vida y todo aquello construido en tan poco tiempo vuelva a...