Capítulo 10: El Alma de la Fiesta

1 1 0
                                    

Teddy bailaba, bebía y reía y todos lo amaban. La fiesta había comenzado a mejorar en cuanto él tocó la pista de baile. No había canción con la que no bailara o cantara. Y todos lo querían ver brillando. Se sentía como pez en el agua.

Cuando finalmente el combustible se le estaba acabando, y ya exhausto, Teddy se retiró de la pista y fue hacia la barra de bebidas a servirse un enorme vaso de cerveza. Mientras tomaba, observaba la fiesta, mientras respiraba pesadamente. ¿Ese era su futuro? ¿Vivir la vida al cien sin arrepentirse de nada? Por +el, estaba perfecto.

-Vaya forma de moverse- dijo alguien a su lado, quién lo sacó de sus pensamientos. Cuando Teddy se giró, vio a Luke, aquel chico que conoció en el café. -Sí que sabes bailar- dijo Luke mientras lo miraba de forma intrigante. Teddy le sonrió tímidamente.

-Gracias. Viene en la sangre- respondió de forma tímida. Luke le sonrió de cierta forma coqueta para luego volver a tomar de su bebida. -Aunque sabes, me gustaría una pareja que me siga el ritmo. Unas chicas quisieron bailar conmigo, pero, no pudieron seguir mis pasos- dijo casi de forma arrogante.

-Un buen bailarín no necesita una pareja que sepa hacerlo- respondió Luke terminándose su bebida. -Sin embargo, tener una pareja que sepa bailar tampoco está de más- agregó dejando su vaso en la mesa y haciéndole una seña a Teddy para regresar con él a la pista de baile. Sin dudarlo ni un momento, ambos caminaron al centro de la pista al tiempo que iniciaba otra canción, un poco más lenta, ideal para bailar en pareja.

Tomando la iniciativa, Teddy se ofreció a ser el guía del baile, a lo que Luke no mostró objeción, sin embargo, en cuanto comenzaron a seguir los pasos del otro, era evidente que no era ningún aficionado. El estilo de sus pasos, sus movimientos de mano y la soltura de su cadera. Se notaba que Luke llevaba años de su vida practicando el baile. La gente alrededor de ellos no dejaba de animarlos y alentarlos, pero Teddy no les prestaba ni la más mínima atención. Mientras él estaba intentando mantener la compostura ante el asombroso despliegue de ritmo de su pareja, Luke en ningún momento alejó su mirada de su rostro, casi clavando sus ojos sobre él. Su mirada era cálida y penetrante. Era como un abrazo acogedor y un balde de agua fría al mismo tiempo. Eso sí que era sexy.

Cuando la música cesó, se quedaron viendo con emoción. La gente les aplaudía y los vitoreaba. Se habían robado la fiesta. Volvieron a la mesa de bebidas para recuperar el aliento y tomar algo. Una vez hecho eso, salieron al jardín a refrescarse.

-Eso en serio me sorprendió. ¿Dónde aprendiste a bailar así? -preguntó Teddy aun sin poder creer lo que acababa de pasar.

-Es un talento. He bailado casi el mismo tiempo que he jugado baloncesto. Es parte de mí -respondió Luke con confianza en sí mismo, pero nada de arrogancia. Se notaba que hacía las cosas por disfrutarlas y divertirse. Una persona plena y pura. -Tú tampoco bailas nada mal. Escuela de ballet, ¿no es así? -preguntó con bastante buena intuición.

-Así es. Mientras otros iban a inscribirse a deportes, yo opté por entrar a bailar. No me encantaban los tutús ni los leotardos, pero bailar era simplemente maravilloso- respondió Teddy con luz en su mirada. Realmente sentía que Luke lo entendía y lo escuchaba, a pesar de conocerlo por tampoco tiempo. -¿Qué hay de ti? ¿Capitán del equipo de baloncesto, eh? Nada mal- comentó de forma coqueta. Luke rio y lo vio sonriente.

- ¿Qué puedo decir? Cuando sigues lo que te apasiona, todo es posible. Realmente no sé donde estaría de no ser por el baloncesto- respondió Luke de forma casi tierna. Se notaba que no era igual que otros idiotas obsesionados con el deporte. Quizás él estaba obsesionado con el deporte, pero estaba lejos de ser un idiota.

Se quedaron hablando durante mucho tiempo. Lo que había entre ellos era simplemente orgánico. Los temas fluían, las risas no faltaban y simplemente era mágico. Fue casi triste cuando Luke finalmente se fue de la fiesta, puesto que tenía que entrenar al siguiente día temprano. Teddy sentía magia proviniendo de ese chico. Era como estar en presencia de un mago y se sentía extremadamente bien. Necesitaba y quería estar cerca de él el mayor tiempo que pudiese...

Asalta cunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora