Capítulo 9: La Fiesta

1 1 0
                                    

La primera semana transcurrió de manera normal tanto para E.J. como para Teddy, pero finalmente llegaba el momento decisivo: la fiesta de bienvenida. A diferencia de cualquier fiesta de preparatoria, aquí no sólo habría alcohol por montones, habría drogas de todo tipo y quién sabe que otras cosas. Aun con el temor de no saber qué podía meterse en su cuerpo, E.J. cedió ante la presión de Teddy.

Tras regresar de las clases, Teddy insistió en revisar toda la ropa que E.J. había traído y así lo hicieron. Sin embargo, el pseudo guardarropa de E.J. era un completo desastre. No tenía nada más que camisetas viejas, pantalones de mezclillas demasiado parecidos entre ellos, sudaderas desteñidas y algo rotas y ni un sólo saco.

-Dios mío, E.J. A este paso tendré que prestarte ropa mía- dijo Teddy con total decepción mientras revisaba la ropa con desdén.

-¿Qué esperabas? En toda mi estadía de preparatoria creo que sólo fui a una fiesta. Y ni siquiera fue una fiesta como tal. Sólo fue una reunión en casa de un amigo- respondió E.J. sin poder evitar sentir algo de vergüenza. Teddy dejó la ropa y tomó su billetera.

-Esto no se va a quedar así. Aun nos quedan unas horas antes de la fiesta. Ven- dijo Teddy dirigiéndose hacia la puerta. -Iremos a renovar tu guardarropa. Y quizás tu look un poco- agregó refiriéndose al cabello de E.J.

-Ah, no. Mi cabello se queda como está- respondió E.J. yendo detrás de su amigo. Horas. Eso fue lo que estuvieron en el mismo probador. E.J. sentía que llevaba años ahí metido. Probándose toda la ropa que Teddy le pasaba, para después salir y ser víctima de la moda pop sólo para ser regresado al probador con una desaprobación total.

E.J. salió de ahí con una camisa negra y unos pantalones azul marino. Lo único que medianamente convenció a Teddy. De regreso a su dormitorio, ambos de dieron un baño, se afeitaron y se vistieron. E.J. se puso lo que compró y se miró al espejo, sintiéndose como una persona completamente distinta. Teddy, por su parte, estaba vestido con un saco y y pantalones color caqui y una camisa blanca y unos muy bien lustrados zapatos cafés.

-Nos vemos devastadoramente sensuales, amigo- dijo Teddy adornando cada palabra de esa oración. E.J. se sentía cómodo y extraño a la vez. Era una sensación nueva. Cuando estaba por atarse el cabello, Teddy lo detuvo y se lo arregló de tal forma que lo pudiese lucir suelto. -Ahora sí, estás listo- dijo su amigo, orgulloso de su trabajo.

Ya en la fiesta, el lugar era exactamente todo lo que esperaban ver: hombres y mujeres bailando tan cerca el uno del otro que parecían una sola persona, gente haciendo locuras con el alcohol y en la piscina, olor a múltiples drogas por el aire, música a todo volumen, etc. Ambos entraron como puercos al matadero. Impactados por lo que veían, y mientras Teddy pudo adaptarse rápidamente, E.J. temía por su integridad física. Sujetaba su vaso de plástico con nerviosismo y cuidaba cubrirlo en cuanto alguien se acercaba a él. Estaba hecho un auténtico manojo de nervios. Por eso mismo, no se dio cuenta cuando chocó con una persona, y por poco le tiró la bebida encima.

-Oh, lo siento mucho, yo no...¿Es en serio? ¿Angela? -exclamó E.J. tras darse cuenta con quién había chocado.

- ¿Ethan? ¿Qué haces aquí? -preguntó Angela completamente extrañada al verlo. -Bueno...olvida eso último...- respondió Angela dándose cuenta de que E.J. ya no era un niño. Y eso le quedó aun más claro al ver cómo iba vestido. Jamás lo había visto con ese tipo de ropa, se veía mucho más atractivo. Y el cabello suelto le quedaba de maravilla.

-Si te soy honesto, es algo abrumador. Es la primera vez que vengo a algo así- respondió E.J. mientras miraba alrededor, pero siempre tratando de no apartar su vista de Angela. Se veía adorablemente hermosa. Llevaba el cabello suelto y llevaba la cantidad justa de maquillaje. Ni demasiado ni muy poco. Iba vestida con una blusa blanca y una chaqueta de mezclilla azul claro, además de unos pantalones azul rey y unas botas negras.

-Es verdad, olvidé lo huraño que eras- comentó Angela entre risas. E.J. también se rio y la acompañó de vuelta a donde estaba Sarah. Ellas parecían peces en el agua en aquella fiesta. Y aun así, intentaron que E.J. se acoplara al ambiente.

La noche transcurría lenta, pero tranquila. Sarah, E.J. y Angela conversaban tranquilamente mientras bebían, y algunos estudiantes, los vieron como las víctimas perfectas.

-Oigan, ustedes, estamos organizando un par de rondas de verdad o reto. ¿Quieren jugar? -preguntó una chica que ya se veía algo ebria. Sarah de inmediato se negó, y antes de que E.J. y Angela se pudiesen negar, los tomó a ambos de las manos y los jaló escaleras arriba. En una de las habitaciones de la residencia, ya había varios chicos y chicas dentro, sentados en círculo alrededor de una botella de cerveza vacía. Los sentaron a ambos en el círculo y comenzaron a jugar.

-Oh, finalmente. Angela, ¿verdad o reto? -preguntó el chico que giró la botella. Angela tragó saliva y trató de poner la cara más inexpresiva que pudo.

-Escojo verdad- respondió Angela, lo que era la salida fácil. Pero, no estaba lista para la pregunta que se venía

- ¿Quién te parece el hombre más atractivo aquí presente? Nombre y razón- preguntó el chico. Angela tragó saliva de la pena. Todos los ojos del círculo estaban fijos en ella, e incluso los de E.J. Estaba segura de que se había sonrojado, y ahora no sabía si podría responder.

- ¿Tengo que decirlo en voz alta? -preguntó ella de forma estúpida, y las miradas de los presentes se lo aclararon al momento. Tragó saliva, roja como un tomate y miró a E.J. quién también se había sonrojado. -Es...E.J. Porque...es muy...tierno y lindo- dijo Angela, casi susurrando, incapaz de ver a E.J. a la cara o de siquiera subir la mirada. Todos los presentes hicieron un escándalo. Prácticamente suponiendo que se gustaban. Y eso podía o no ser cierto. Iba a ser un largo juego...

Asalta cunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora