Capítulo 4: 303

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Hace una semana que se había reencontrado con su niñera, y E.J. aún no podía creerlo. Cuando era niño, sólo la veía como su niñera. Pero, ahora, la veía como mujer. Y era bastante linda. ¿Estaba mal que pensara eso? No lo sabía pero tampoco quería saberlo.

E.J. regresó al campus, pero esta vez, con el auto de sus padres llenó de sus cosas para su dormitorio. Estaba nervioso. No sabía cómo romper el hielo. O si le tocaría con un compañero insoportable. Tantas cosas que podían salir mal.

Al llegar, se estacionó en el edificio de los dormitorios y bajó una de las cajas más pequeñas para ir a registrarse. Hizo el proceso y finalmente le dieron su llave. Dormitorio "303". Y para su fortuna, no había ascensor, así que se tenía que mentalizar para subir sus cosas.

Al llegar, se quedó fuera de la puerta, observándola con mucho nervio. Le temblaban las manos y le sudaban. ¿Dieciocho años y aún le daba pánico socializar? Fantástico. Se tuvo que obligar a sacar la llave y abrir la puerta. En el interior, había un dormitorio bastante acogedor, con tan sólo dos camas. Sobre una ya habían algunas cosas, indicando que su compañero ya había llegado. E.J. dejó la caja sobre la cama y se quedó observando el cuarto un segundo. Vaya, en pocos días, ya sería un universitario. Se ensimismó tanto que cuando sintió una mano en el hombro, dio un brincó y casi le daba un infarto.

-Disculpa, no quise asustarte- dijo un chico de la misma edad que E.J. Tenía cabello rubio rizado y una enorme sonrisa que remataba con unos ojos azul oscuro. -Sólo quería presentarme- dijo el muchacho.

-Sí...sólo...dame un momento...-respondió E.J. mientras recuperaba el aliento, rogando que no le diera un ataque de asma. Cuando finalmente se recompuso, miró al chico. -Lo siento es que...no importa, me llamo E.J.- dijo extendiendo su mano.

-Yo soy Ted, o Teddy, y déjame adivinar: ¿asma? -preguntó Teddy mientras estrechaba la mano de su nuevo compañero. -Nos vamos a llevar bien- dijo al tiempo que sacaba su propio inhalador. E.J. le sonrió y asintió.

-Sí, creo que tienes razón. Pues parece que vamos a ser compañeros- reafirmó Ambos intercambiaron sonrisas para luego ayudarse mutuamente a subir sus cosas. Una vez hecho eso, ambos terminaron exhaustos y con el estómago rugiéndoles. Pidieron una pizza y se quedaron sobre sus camas, comiendo.

-Nada como una pizza con un amigo- dijo E.J. mientras saboreaba la comida. Teddy levantó la rebanada en señal de acuerdo.

-Amén, hermano- respondió Teddy. -Por cierto, ¿estás listo para la fiesta? -preguntó.}

- ¿De qué fiesta estás hablando? -preguntó E.J.

-No es una fiesta, es LA fiesta. La fiesta de bienvenida. Todos los años, se lleva a cabo una fiesta a inicios del semestre. Es como una iniciación para los novatos, o sea nosotros- explicó Teddy. E.J. cambió su expresión. Las fiestas nunca fueron lo suyo.

-No lo sé...no se me dan las fiestas- respondió E.J. Se sentía abrumado por tanta gente, además de que no era fan del alcohol.

-Oh, vamos, no seas amargado. Está es tu oportunidad de darte a conocer- explicó Teddy. -Y...quizás de encontrar a una chica- dijo de forma coqueta. E.J. se sentó al borde de la cama y suspiró.

-Tengo que pensarlo, Ted...- dijo E.J. mientras veía por la ventana. Teddy dejó su pizza de lado y sonrió de forma pícara.

-Oh, ya veo lo que sucede aquí- dijo para sentarse al borde de su propia cama. -Ya conociste a alguien, Romeo- bromeó. E.J. se sonrojó y negó de forma torpe.

-No...no sé de que estás hablando...ni idea...-balbuceó E.J. Él solo se había delatado.

-No sabes mentir, amigo- dijo Teddy. -Ahora, me vas a contar todo sobre ella- exigió.

Asalta cunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora