Las pocas horas de sueños estaban haciendo estragos en la cabeza se Davina. Apenas era media mañana y la cafeína del desayuno no le daba calma suficiente para contrarrestar todos los recuerdos de lo que había vivido la noche anterior. Las dudas, la curiosidad y su voz interior castigándose a si misma por ponerse en peligro no la dejaban de atormentar, siquiera en su trabajo.
Arrastró sus manos sobre sus mejillas intentando una vez más terminar con el chequeo de los archivos que tenía frente, en el ordenador.
—Alguien tuvo una mala noche —interrumpió una voz masculina.
Por estar tan absorta en sus pensamientos, la joven levantó la mirada sorprendida.
Apoyado en la barra de recepción, Lorenzo Valenciano levantaba una ceja mientras contestaba un mensaje por el celular.
—No voy a negar ni afirmar nada —le contestó a su tío sin inmutarse.
El hombre de piel dorada y buen porte se veía jovial a pesar de llevar un traje clásico que combinaba perfecto con sus cuarenta y pico. Miraba atento su teléfono, como si la organización de su vida dependiera de ello, más de lo normal. Y es que Lorenzo era el socio mayoritario del hotel "Valencianas", era un tipo de negocios que se había dedicado en su totalidad a la administración de empresas, veinte años atrás cuando migró de Uruguay a la Argentina. Con mucho trabajo logró cumplir su objetivo de tener a su cargo alquileres de apartamentos que desplegaban una estética e identidad minimalista y luminosa. Lo mejor de la zona.
—Tengo una reunión en media hora pero quiero saber que te pasa —Y la miró con una sonrisa compinche.
Para Davina, su tío era su salvación y su familia más preciada. A pesar de que toda su vida creció sin saber de su existencia, en el momento que tomaron contacto nada volvió a ser igual para ninguno de los dos. Tan así que apenas ella cumplió su mayoría de edad, siguió sus pasos y dejó atrás Uruguay para empezar de cero, lejos de todo lo que le recordaba lo más oscuro del mundo sobrenatural.
—No es nada —respondió al unísono que se puso de pie para rodear el escritorio y ponerse a su lado —. Insomnio puro -minimizó sin ánimos de contarle de la odisea que vivió.
Por un momento la joven se sintió vulnerable por ocultarle información. Inconscientemente y para quitar peso a su notable incomodidad, sacudió el polvo imaginario de su traje azul marino, color que representaba el espíritu del hotel en el que Davina no solo era recepcionista, sino también quien ayudaba en todos los aspectos que Lorenzo dejaba sin pulir.
—Ultimo esfuerzo para terminar la semana —Le recordó él mientas inspeccionaba las pulcras paredes de la recepción, los cuadros lineales y los excesivos espejos estratégicamente colocados para una sutileza visual.
Satisfecho sonrió y dio unos pasos hacia la salida para contemplar la forma simiétrica en que la entrada de las escaleras y del ascensor quedaban en paralelo a la puerta al exterior. Suspiró de calma.
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Sobrenaturales《Disidencia》
FantasiaLos seres Sobrenaturales siempre estuvieron entre nosotros. Y es que, solo son una pequeña porción de seres humanos que desarrollaron capacidades de control superiores que al resto de nosotros. Davina Valenciano es una de esas minorías cargadas de...