Los seres Sobrenaturales siempre estuvieron entre nosotros. Y es que, solo son una pequeña porción de seres humanos que desarrollaron capacidades de control superiores que al resto de nosotros.
Davina Valenciano es una de esas minorías cargadas de...
Nota de autor: Bienvenidos al primer especial de muchos (o eso espero) ¿Qué tenés que saber antes de leerlo? Estos especiales no cambian en absoluto la trama. Podes saltearlos tranquilamente y continuar con los capítulos correspondientes. Estos están enfocados a la diversión de los personajes y un poco más de profundidad en sus personalidades y relaciones. Sin más, espero que te guste💙🔮
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Como todos los años en el distrito, se festejaba que el invierno estaba cesando y daba lugar a la primavera, y por consecuencia se acercaba el cambio de temporada en cuanto a la agricultura, una actividad de más importante para la cuidad. Ese festejo era similar a un festival. Al aire libre en un predio gigante, con muchas carpas de negocios de comidas, Artesanías, bebidas y actividades entretenidas. Además solían presentarse algún cantante o banda para cerrar las cuatro noches que duraba el acontecimiento.
Davina manejaba en dirección al festival. El tránsito iba lento ya que la mayoría de los ciudadanos se hacían presentes. De a poco iba avanzado, pero las conversaciones de sus amigos la sacaban del aburrimiento.
—¿Y fueron muchas veces? —preguntó Iván que estaba en el lado del copiloto.
—Juntos vamos hace tres años —respondió Lunna desde atrás prácticamente tirada en el asiento junto a Erick. Ambos llevaban lentes negros y se los veía derribados por el sueño a pesar de que recién iba a empezar la noche.
—Y siempre soy la conductora designada —Se quejó Davina un poco fastidiada por la cola de autos.
Los dos jóvenes se rieron pero ignoraron su pesar.
—Puedo manejar yo de vuelta —Se ofreció Iván dándole guiño de complicidad.
La joven cambio su semblante serio para mirarlo de reojo y sonreírle por un instante. Davina descubrió que había algo que le gustaba de ese juego lleno de miradas, sonrisas y dobles intenciones que tenían que ser reprimidas para ocultar la realidad. Era un acting del que renegó hasta que el miedo de la mentira le despertó más sensaciones que cualquier persona en el mundo.
No tardaron más de quince minutos en llegar y acomodar el vehículo en el estacionamiento que estaba frente al predio. Había una ruta que los dividida y que pudieron cruzar sin problemas. A lo lejos ya se oía la música en los parlantes, la decoración que sobresalía del horizonte y el olor a comida de todo tipo. Apenas pagaron, se adentraron del todo. Los colores alegres predominaban, la atmósfera gritaba festival y la gente que transitaba por doquier parecía no tener ningún problema.
Lunna tomó la iniciativa y caminó derecho en dirección a los stand de bebidas. Aún seguía con sus lentes puesto pero se había soltado su lacio cabello que resltaban aún más con el jeans ancho, la polera ajustada y unas botas totalmente negras. Atrás de ella la seguían los demás observando todo a su alrededor, embobados por cualquier movimiento. Tomó asiento en una mesa alta para cuatro personas y con seriedad inspeccionó los carteles de todos los puestos para elegir con cuál quedarse. A los segundos se acomodó el resto del grupo.
