Sonaba una armoniosa melodía que Lorenzo Valenciano disfrutaba mientras leía informes de su administración. En su estudio luminoso y pulcro, ponía al día papeles que su contadora tenía que tramitar. Y aunque era el último día laboral de Davina, no tuvo problema en hacer horas extras para ayudarlo. Acompañaba a su tío en esa árdua tarea, y además le servía como experiencia. En poco tiempo iba a recibirse de contadora, pero con más experiencia que cualquier egresado puede Obtener.
—Dale una última leída —sugirió ella en cuanto colocó unos papeles dentro de un folio. Se los tendió con una sonrisa victoriosa —. Pero creo que están muy bien.
Lorenzo le recibió aquel informe distraído pero al instante le devolvió la sonrisa.
—No esperaba menos de mí sobrina —Tosió para enfatizar.
—Aun no lo viste.
La joven se recostó en su silla de escritorio frente a él.
—No necesito hacerlo —Aseguró y metió el folio en el maletín que tenía a un costado.
Davina observó su semblante que pasaba a ser serio. Su tío no era para nada estructurado, pero cuando trabajan se convertía por completo en un estereotipo de empresario modelo.
—Ya estás libre —dijo el hombre de camisa desarreglada —. Me queda solo esto para terminar.
La joven dejó sus pensamientos de lado por un momento y reflexionó en si lo mejor era irse. Tenía un compromiso con Lunna y Erick que no podía rechazar, sin embargo tenía el tiempo suficiente para acompañar a su tío en las lastimosas responsabilidades.
—Me voy a quedar un rato más ¿Querés que tomemos algo mientras terminas? —sugirió ella y notó la alegría de Lorenzo que asentía entusiasmado —. ¿Algo nocturno o mates?
—Es viernes por la noche —dio un bufido sin quitar la vista que sus papeles.
Davina se dirigió a la salida que estaba justo a la derecha del escritorio. Al salir había un pasillo de un tramo pequeño que la conducía hasta el comedor, un ambiente bastante amplio y que tenía una hermosa atracción: no era la estética moderna, ni los cuadros realistas de paisajes, ni tampoco la gran vinoteca que ocupaba toda la pared izquierda que llevaba a la cocina, era por excelencia el ventanal que daba de frente al pasillo y permitía una vista panorámica al patio, a la noche y a las estrellas. De todas formas ella ignoró la vista y fue directo a la pared que exhibía los vinos y algunas otras bebidas, al final de esos estantes había una heladera en las que habían opciones refrigeradas. Tomó dos cervezas chicas y las llevo de nuevo al estudio.
—Vos toma poco y nada que tenés que manejar —advirtió Lorenzo apenas ella se adentró al estudio nuevamente.
La joven no contestó porque tenía razón, a pesar de que no era una conductora responsable, y la mayoría de las veces que salía y bebía lo hacía en sitios a la redonda de su casa. Casi no se manejaba fuera del distrito, tenía todo lo que quería dentro de sus límites.
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Sobrenaturales《Disidencia》
FantasíaLos seres Sobrenaturales siempre estuvieron entre nosotros. Y es que, solo son una pequeña porción de seres humanos que desarrollaron capacidades de control superiores que al resto de nosotros. Davina Valenciano es una de esas minorías cargadas de...