Capitulo XIV. 🌹

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Rose.

—¿Para qué me trajiste aquí?— ataqué a mi padre cuando llegamos a una especie de cuartel que yo ni sabia que existía.

— Sabes... todo esto.— apuntó al cuartel.— todo esto esta a tu nombre y algún día te pertenecerá.— sonrió pasando sus dedos por su barba de candado.

— ¿Hace dos segundos ni sabía que existía y ahora resulta que soy la dueña?— bufé.— esto es ridículo.

— A mi ni me veas, fue idea de tu madre.— rodé los ojos.

— Ya viejo, dime para qué diablos me trajiste aquí.

— Oh, tú sólo estás de visita.— soltó despreocupado mientras se arreglaba su extravagante atuendo.

— Explícate mejor.

— Que tu madre quería verte.— hizo una pausa.— pero enseguida nos vamos para hacer lo que vinimos a hacer nosotros.— me guiñó y sonrió.

— ¿Y eso es...?

— A presentarte a tu futuro esposo desde luego.— soltó con naturalidad, mientras las ganas de arrancarle su estúpido pañuelo blanco y ahorcarlo con él, me invadían el cuerpo.

— ¡¿Qué estás diciendo?!

— Que prometí tu mano, ya sabes, es cultura general, niña.— su macabra sonrisa no desaparecía y me alteraba más.— Quiero nietos, y, al parecer, tú no me los vas a dar por iniciativa propia, entonces...

— Espero que estés bromeando, viejo porque o sino...

— Rosemarie.— Janine habló en un tono de regaño detrás mío.— ponte ésto para la reunión de esta noche, espero que Ibrahim ya te lo haya dicho.— habló despreocupada y uno de sus... sólo Dios sabe qué eran esos hombres armados, me tendió una bolsa con un vestido morado y un par de zapatos negros dentro.

— Dime que no están hablando enserio. ¿COMPROMETIDA?— De lejos noté a Dimitri caminar hacia nosotros con una pose muy seria y quizás tal vez, un poco de incomodidad, le resté importancia.

— No es tan malo, no va a pasar nada.— mi madre me miraba sin ganas de discutir.

— No pienso comprometerme en lo que queda de mi vida, ni en sueños.— Janine me miró confundida.

— ¿De qué estás habl...?

— Será tu deber por hoy.— Abe interrumpió a mi madre.— Belikov.— llamó a Dimitri e indicó que lo siguiéramos.

— Tengan cuidado.— pidió Janine.

— Claro, cariño, lo tengo todo bajo control.— el viejo le lanzó un beso al aire y yo senti ganas de vomitar.

Entramos al coche, nos sentamos en la parte trasera y Abe fue de copiloto. Me sentía incómoda teniendo a Dimitri en frente mío observándome fijamente. El hombre era gigante y su mirada aún más intimidante.

— Y bien, ruso mentiroso. ¿Qué has hecho últimamente?— intenté hacerle hablar. Las cosas después del rescate de Jill se habian puesto tensas.

Quería hablar sobre eso pero no sabía, por primera vez, como sacar el tema.

— Rosemarie.— asentí observándolo, pude haberle corregido para que me llamara sólo Rose pero sabía que élno lo haría, sin importar lo mucho que le insistiese.— tenemos que hablar.

Claro que tenemos que hablar, menos mal fue directo.

Tenía muchas cosas en mi cabeza, pero las más resaltantes eran molestia y rabia. ¿En qué estaba pensando al besar a un hombre comprometido? ¿En qué tipo de persona me convierte eso? Digo, no es que sea una santa pero esto era mucho más de lo que siempre hacía. Confusión también, no sabía a quién apuntaban esas emociones, a Dimitri, Natasha o a mi. Ni siquiera sé porqué Natasha era una opción, ella no tenía la culpa de nada pero no podía evitar sentir celos...

Don't Stop Loving Me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora