Rose.
- ¿Y bien?- levanta ambas cejas esperando las respuestas de todo nuestro grupo.
- Creo que necesito un trago.- dice Adrián. Por un breve segundo nuestras miradas se cruzan y me genera un cosquilleo en el estómago.
- Lissa, ¿lo estás preguntando enserio? Esto es... fantástico.- el brillo en los ojos de Mia reflejaba su felicidad.
La reunión se trataba de una firma pública. Un contrato de asociación con empresas de otros países, ofreceríamos nuestros servicios en Europa. Lo que generaría más puestos de trabajo para más gente. Y facilitaría a nuestros usuarios comunicarse mientras viajen a dichos países, con el mismo número telefónico.
Lissa respondió algo pero ya no pude escuchar, mi atención se desvió hacia un hombre de cabello marrón hasta los hombros, tenía el cuerpo meticulosamente trabajado. Era todo un Dios.
Por un momento creí que podía ser el hombre que me besó antes. Claro, hasta que una mujer que no logré identificar ya que el hombre era realmente grande, se colgó de su brazo y caminaron juntos hacia la salida.
- Rose, ¿te sientes bien?- Lissa se colocó frente a mi con los demás mirándome detrás de ella.
Por segunda vez en la noche los ojos de Adrián y los míos se conectaron, se notaba su preocupación a pesar de todo...
- Estoy bien.- dije sin despegar mis ojos de él.
Tenía que resolver el asunto con Adrián, ya no podíamos seguir así. Pero no esta noche. Esta noche él no estaba solo y en lo referente a mi, pues mi cabeza estaba dando vueltas con todos los sentimientos por los que pasé en menos de 2 horas.
- No pareces estar bien, te ves pálida y estás sudando.- Eddie tenía una cara extraña... un poco divertida tal vez.- ¿Rose? ¿Que...?- no pude alcanzar a escuchar lo que decían, mis ojos se cerraron de repente y sentí como mis piernas empezaron a doblarse.
Lo último que vi fue a Adrián con el rostro completamente blanco corriendo hacia mi, para luego sentir sus ya muy bien conocidos brazos rodearme.
No estoy segura de que sucedía, pero mi mente comenzó a revivir lo sucedido en aquel pabellón. Se sentía muy real y yo no quería que terminara.
Adrián.
Lo vi venir antes de que sucediera. Las piernas de Rose estaban temblando y ella iba a caer. Empujé sin tanta fuerza a Eddie y tomé a Rose de la cintura antes de que tocara el suelo y se golpeara.
Estaba completamente fuera de sí. Un segundo fue el tiempo que siguieron abiertos sus ojos para luego cerrarse completamente, apareciendo una sonrisa en sus labios de cereza.
A pesar de la situación y el abandono de color en su piel, se veía tan hermosa como siempre. Por primera vez la vi tan vulnerable, ella no era de enfermarse, aunque tal vez... no, realmente no era la primera vez que la veía así. Mi mente me llevó a una cosa. A un lugar. Un recuerdo.
- Adrián, por favor... ¿no ves cómo está? No es ella ahora mismo.- Lissa trataba de calmarme lo mejor que podía, ya que ella también estaba preocupada y llorando. No podía, simplemente estaba consumido por la rabia.
Golpeé un armario que estaba cerca y atraje la atención de la pareja con el ruido de la madera crujiendo bajo mis dedos.
Su vestido azul estaba manchado con licor de fresas, su favorito. Sus zapatos esparcidos en algún lugar de la habitación, perdidos en medio de la oscuridad.