Capítulo VIII. 🌹

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Rose.

- ¡Ya fue suficiente Rose! ¡No puedo seguir viéndote así!- Mía estaba notablemente alterada y no la culpaba, enserio estuve comportándome de la mierda.

- Rose, Mía tiene razón. Lo sabes.

- Gracias, Lissa, eso me hace sentir mejor.- rodé los ojos.

Habían pasado ya dos semanas desde que vi al ruso por última vez. Para mi suerte o tal vez mala suerte, Dimitri Belikov era el mejor amigo de Iván, el sujeto con el que salía Mía y a su vez estaba comprometido con la mujer que más admiro en toda mi vida, Natasha Ozera.

Estaba enterada de que Christian era su sobrino, pero nunca tuvo la oportunidad de presentarnos con ella, Natasha era una modelo reconocida a nivel mundial.

No volvimos a hablar, el día siguiente a lo sucedido en el ascensor paseamos por todo el club con ellos, de vez en cuando cruzabamos miradas pero el ruso siempre volvía a mirar hacia otro lugar, era como si mi presencia lo incomodara.

Cuando los primeros rayos de sol estaban anunciando el atardecer, decidí que ya no quería ser parte de nada de eso y me despedí de todos mirando por última vez a Dimitri quien tenía el ceño fruncido. El efecto de la luz solar hacia que su rostro tornará una belleza casi inhumana, el color dorado resplandecía sobre sus cabellos marrones, haciéndolos igual al oro. Dimitri realmente era hermoso.

Pero no era mío.

Natasha era una excelente mujer y tenía un corazón noble, se había encargado de cuidar de Chris luego de que sus padres fuesen a prisión y posteriormente se hayan suicidado allí mismo. Fue un golpe duro para Christian que a pesar de haber tenido unos 6 años cuando eso sucedió, hasta ahora lo recuerda.

Sabia que Dimitri quería a Natasha, de lo contrario no estaría comprometido, ahora lo único que tenía que hacer era sacarlo de mi cabeza y sería como antes, pero todo lo que hago es pensar en él y en su estúpido acento, su mirada, su fuerza. Casi, casi, CASI se me olvida que esta comprometido.

- Deberías salir con nosotras hoy.- Mia me sacó de mis pensamientos y vi que Lissa agrandó los ojos negando repetidamente en dirección a Mía.

- ¿Qué sucede?

- Hoy vamos a ir al restaurante de... Dimitri.- Lissa me miró compasiva, ¡diablos! ¡No quiero que me mire así!

- Oh, mañana entonces...- sugirió Mía.

- No, hoy será, estoy bien. No es como que hayamos tenido una relación y por eso no pueda superarlo chicas.- traté de no mostrar mis verdaderas emociones.

- ¿Estas segura? ¿Estarás bien?

- Tranquila, Liss, ahora me marcho porque necesito beber café o moriré.

- Necesitamos.- corrigió Mía. Era la hora de nuestro descanso y como cada mañana íbamos a ir al café que estaba frente a la agencia.

- Exacto.- le aseguré.- ¿Vienes?- me dirigí a Lissa.

- No puedo... necesito terminar algunas cosas para el lanzamiento del nuevo proyecto... lo siento chicas.

- Tranquila, estamos bien.

Maldije interiormente al decidir ponerme mis botas blancas justo hoy, cuidadosamente trataba de no pisar los charcos formados por la ligera lluvia de hace 10 minutos.

Don't Stop Loving Me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora