82. Mi alma gemela

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Maratón 3/5
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Anastasia

Cuando ya los chicos se habían ido, cuando ya había bajado la manta junto a las cervezas y los dulces, cuando ya había echo mi súper fogata, Shay y yo estábamos sentadas frente a la fogata que daba una hermosa imagen a la laguna y la luna.

S: No quiero irme de aquí nunca - susurró acurrucandose en mi pecho -
A: Amor, ojalá pudiéramos quedarnos aquí por siempre - suspiré y la sentí intranquila - ¿Estás bien? - negó - ¿Qué sucede princesa?
S: Tengo miedo - dijo con voz de niña chiquita recién regañada, subí su mirada con mi mano en su mentón -
A: Tranquila princesa ¿si? - sus ojos se cristalizaron - yo estaré siempre para ti y tú para mí ¿no? - asintió - eres mi alma gemela ¿recuerdas? - asintió sonrojada -
S: Te amo mi alma gemela - susurró -
A: Te amo mi alma gemela - dije para luego darle un largo beso, mi lengua pidió acceso a su boca y ella la dio, mientras la recostaba en la manta, nuestras lenguas tenían una batalla donde ninguna se daría por vencida, sus manos se posaron en mis hombros, mientras las mías iban a su abdomen -

Luego de quitarnos toda la ropa que eran muchas por el frío,  frío que ya no existía gracias a nuestros cuerpos calientes, Shay estaba sentada encima de mí y sus piernas enredadas a mi cuerpo haciendo que nuestros centros chocaran y gimieramos con sólo el contacto de ambas, mi boca pasaba a su cuello donde mordía, succionaba y lamía, luego seguía por sus hombros con mordiscos mientras Shay gemía, era una imagen excitante donde ella cerraba los ojos y echaba la cabeza hacía atrás para darme más acceso a su cuello el cual no abandonaba mucho. Con la punta de la lengua bajé hasta sus pechos y fue cuando mi lengua toco su pezón erecto que Shay gimió un poquito más fuerte, trabajaba entre ambos senos donde no los dejaba en paz mientras sus manos se enredaban en mi cabellera rubia, la acosté lentamente mientras hacía un camino de besos desde sus pechos hasta el abdomen, entre mordiscos y besos haciendo que Shay arqueara la espalda y no dejará de gemir, cuando llegué a la parte baja de su vientre mi castaña por reflejo subió una de sus piernas y fui besando sus muslos.

S: Por Dios Anastasia, hazlo ya - decía Shay entre jadeos y gemidos, sonreí -

Al llegar a su centro dejé un beso al que Shay en seguida reaccionó con un gemido y posando sus manos en mis hombros para también arquear la espalda, pasaba mi lengua por cada espacio de su centro hasta llegar a su punto quiebre haciendo que gimiera más fuerte, después de un rato subí por su vientre, abdomen, pechos y cuello entre besos y mordiscos para luego besarla y fue cuando metí dos dedos, sus uñas se clavaron en mi espalda mientras soltaba un gemido que no me preocupé en callar con besos, mis movimientos iban acorde a sus caderas o sus caderas acorde a mis movimientos, entre gemidos y besos se vino en mi mano gritando mi nombre y la besé intensamente mientras su pecho estaba agitado, y hacía suaves movimientos antes de sacar mis dedos, así que bajé hasta su entrepierna para limpiar cada centímetro de ella, así hice hasta que subí para volver a besarla.

S: Gracias a ti siempre sabré a que sabe mi... bueno - nos reímos mientras escondía su cara en mi cuello -
A: Amo a que sabes - le dije acariciando cada parte de su rostro -

Y volvimos a hacer el amor… en ese lugar mágico, frente a la luna y esa laguna preciosa, frente a la fogata, de seguro hasta la luna tenía celos de la suerte que me gastaba yo al tener a esta mujer encima, debajo pero sin duda dentro de mi corazón y yo en el de ella.

Siempre Fuiste tú... Mi gran amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora