Siempre Fuiste tú... Mi gran amor

95. La boda

Anastasia

No puedo, me levanto de sus piernas y camino hacía dentro del bar, camino a la oficina del dueño mientras Eva me perseguía, mi corazón latía desbocado, sólo quería salir de ese lugar.

Eva: No te vayas así Anastasia - me agarró del brazo -
A: Si me voy así Eva - me puse mi ropa, los zapatos y salí de allí por la parte de atrás del bar para ir por mi moto -

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Shannon

Todavía estaba sin creerlo pero las chicas me sacaron del trance, al levantarse de mis piernas, sentí que mi corazón se desplomaba un poquito más, las chicas me llevaron a la mesa y vi a Eva ir detrás de ella, suspiré pero empecé a beber de mi cerveza.

Siendo las madrugada, ya habíamos bailado, gozado, bebido pero la rubia no salía de mi mente, ya quería irme así que le pedí a Juanpi que me dejará en casa lo cual lo hizo sin problema, mañana sería un día largo y lo sabía.

Jp: Ya en casa cuñada - lo miré mientras apagaba la camioneta -
S: Cuida a mi Val, ella vale oro - sonreímos porqué él sabía que era así -
Jp: Jamás podría hacerle daño a mi flaca loca, es mi vida - suspiré volviendo la mirada al frente - ¿te sientes bien? - negué - todo va a estar bien Shay - suspiré y lo abracé fuerte -
S: Lo que hago es lo mejor para ambas - dije en un susurro, él asintió y me deshice del abrazo para luego bajarme de la camioneta para ir a casa -

Estaba agotada pero no podía dormir, no así, pensando en ella, no sin ella, no sin estar en sus brazos, estaba sentada en el medio de la cama pensando en esa rubia y agarré mi celular lo cual estando sobria seguro me daría muchísimo miedo, marqué su número y repico dos veces cuando escuché su voz me quedé sin la mía.

Llamada entrante

A: Hola - me quedé muda - ¿Shay pasó algo? - su voz era ronca y me mataba -
S: ¿Puedes venir esta noche? - susurré con miedo -
A: Voy... - contesto insegura, segundos después que parecieron eternos -
S: Gracias - susurré y colgué -
Final de llamada

Si este iba a ser nuestra última vez, quería pasarla a su lado y no a distancia, nos amábamos de eso no había duda pero hay cosas que son más crueles, prefiero vivir muerta en vida por perderla que ella terminar alejándose por culpa de Diana que haya arruinado sus vidas. Cuarenta minutos después estaba ayudándola a entrar por mi ventana, siempre diré que es la belleza más perfecta que he visto en mi vida, suspiré volteando la mirada.

S: ¿Te desperté? - asintió mientras se quitaba la chaqueta - Dámela - agarré su chaqueta favorita y me miró sin decir ni una palabra, la agarré tenía su perfume impregnado y mis ojos se cerraron al olerla - la cuidare te lo juro - resoplo y bajó la mirada -
A: ¿Necesitabas algo? - habló por fin para cambiar el tema -
S: Quédate... - susurré - quédate esta noche Anastasia, por favor - mis ojos se lo suplicaban y sus manos fueron a mis mejillas, mientras me dejaba un beso en la frente -
A: Esta bien, vamos a acostarnos - pero agarré su muñeca derecha -
S: Hazme tuya por última vez, por favor - dije en un hilo de voz -

Se acercó quedando a centímetros de mi rostro, sus manos acariciaron mis brazos, subió a mi cuello con la punta de los dedos, luego a mi boca trazándolos como si de un cristal se tratase, subió a mi nariz, por último a mis párpados para pasar su mano por mi cabello, para dejarla en mi nuca y mirarnos unos segundos para pegarme a ella y fundirnos en un beso necesitado, lo que nuestros cuerpos querían y no quería separarme de ella, me acostó lentamente en la cama mientras nos separabamos por falta de aire y mirándonos fijamente, sonreímos nostálgicas y volvimos a besarnos.

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(sonido de alarma)

Volteé hacía la alarma, marcaban las ocho de la mañana día 26 de Diciembre y odiaba este día a penas comenzando, volteé a mi lado izquierdo de la cama y ya no estaba ella, sólo estaba su chaqueta negra, se me hizo un nudo en la garganta el solo verla y una nota con su letra, mi letra favorita.