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El Hell recibió con gusto la bufanda que el omega acomodaba sobre su cuello para protegerlo del frío de la tarde, parecía que pronto comenzaría el invierno y las temperaturas cambiaban bruscamente y lo que menos quería era ver a un YoonGi enfermo ...

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El Hell recibió con gusto la bufanda que el omega acomodaba sobre su cuello para protegerlo del frío de la tarde, parecía que pronto comenzaría el invierno y las temperaturas cambiaban bruscamente y lo que menos quería era ver a un YoonGi enfermo y mucho menos con las heridas que seguían buscando sanar en su cuerpo, la mayoría dejaría leves cicatrices, pero eso era lo de menos, ya que él estaría igual.

—¿Estás seguro de irte ahora? Puedes quedarte a cenar, a mis padres no les molestará y...

Cerró sus ojos con cansancio cuando los labios del alfa tocaron los suyos con delicadeza, con tanto amor de por medio que se sintió tímido y escondió su rostro entre su abrigo al separarse, aferrando sus pequeñas manos en sus hombros, como si en aquella simple acción le rogara tantas cosas, entre ellas que no se fuera de ahí pues tenía un mal presentimiento y aquello no hacía más que agitar su corazón con desenfreno.

—Me quedaría, pero ustedes son una familia y deben tener una cena como tal, habrá muchas ocasiones donde podemos comer juntos, pero no hoy, cielo —le susurró envolviendo el pequeño cuerpo y besando su cabello, separando sus cuerpos tan solo un poco para besar su mejilla y descender a su cuello, donde aspiró levemente y besó la zona con delicadeza.

El omega solamente asintió cabizbajo, sus ojos luciendo tristes y sus manos aferradas a no querer soltarlo. El Hell río, besó sus mejillas y lo hizo mirarlo a los ojos para asegurarle que todo estaría bien, que nada malo pasaría.

—Puedo venir a verte mañana y dar un paseo juntos si así lo quieres, JiMin —le sugirió y el chico asintió con un poco más de confianza, envolviendo sus brazos sobre el torso del alfa para oler su aroma sin despegar sus ojos, viendo un poco hacia arriba, pues el Hell era apenas un poco más alto que él. Luciendo bastante tierno que apoyará su mentón sobre su pecho y se diera el lujo de detallar el tímido sonrojo en sus mejillas rellenas.

—No llegues tarde, por favor. —Le pidió en un tono suave y arrullador, como una leve caricia que llenaba su alma y le hacía viajar a lugares desconocidos, donde solo podía pensar y sentir que su corazón latía por JiMin, donde le juraba que ese omega coqueto era su lugar seguro.

JiMin se sentía tan pequeño entre sus brazos que temía lastimarlo o romper la maravillosa persona que era. Pero también quería protegerlo de todo aquello que pudiera dañarlo, cuidarlo y demostrarle su amor a cada momento que pudiera así como sus padres lo hicieron en algún momento entre ellos e incluso con él, quería transmitirle todo el cariño posible para asegurarle que su amor no era pasajero y nunca lo sería. Podía jurarlo e incluso gritarlo a los cuatro vientos y besarlo bajo un atardecer delicado donde sus promesas serían selladas.

—Estaré aquí al medio día, no quiero que te enfermes si salimos más tarde. —Le informó, besando castamente sus labios.

—Cuídate, te estaré esperando —le besó la mejilla antes de dejarlo ir, observando por la ventana su figura luego de haber entrado a la casa hasta perderlo de vista y a los pocos minutos sentir que se abrazaban a su brazo izquierdo.

Seduciendo al dragón • YoonMin;윤민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora