07 Drown

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Las aspas del helicóptero se mezclaban con el incesante canto de las sirenas policiales, acallando las lágrimas del hombre que luchaba por salvar a su primer amor

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Las aspas del helicóptero se mezclaban con el incesante canto de las sirenas policiales, acallando las lágrimas del hombre que luchaba por salvar a su primer amor. Sus dos manos se volvieron rojas por la sangre que no dejaba de salir de su cuerpo y desesperado, el ciborg ejercía aún más fuerza si es que eso era posible. Pronto aquel pequeño túnel sombrío y solitario fue iluminado por luces rojas y azules y ocupado por todos a los que Igor avisó.

— ¡Carlo!

El afligido grito de Toni hizo que Igor girase su cuerpo para buscarlo. El mayor de los Gambino era sujetado por Jose en el arco de la entrada, a quien poco le importó las recomendaciones del médico en cuanto se enteró de que Volkov había secuestrado a Carlo.

— ¡Déjame, Jose! — exigió el rubio, intentando zafarse del agarre de su amigo —. ¡Es mi hermano!

— ¡Precisamente por eso no debes acercarte, cojones!

Jose sujetó a Toni de ambos brazos, obligándolo a que lo mirase.

— No puedes verlo así, Toni — habló con una voz más suave —. Deja que ellos hagan su trabajo, deja que lo salven. Tú no puedes hacer nada.

— Santo Dio... — gimoteó, dejándose caer sobre la tierra. Juntó sus manos con la cruz de su collar entre ellas y cerró sus ojos para rezar en silencio. Jose se quedó a su lado, observando desde la distancia —. Carlo, per favore...

(*) Santo Dios... Carlo, por favor.

— Igor. — El comisario García fue el primero en acercarse a los dos hombres junto con su mano derecha, Greco, quien cortaba las esposas que aprisionaban las manos de la víctima —. ¿Qué ha pasado?

En cuanto supo de la desaparición de Carlo, García movilizó a su malla para que registrasen todos los rincones de Marbella. Pensó que quizás Volkov había secuestrado a Carlo para usarlo de moneda de cambio y abandonar el país pero ni en sus peores escenarios esperaba encontrarse a aquel pícaro joven inconsciente en el suelo, a escasos minutos de que su corazón dejase de latir para siempre, si es que no lo había hecho ya.

Igor dedicó una rápida mirada al agente para luego fijarse en el trío de paramédicos que corrían hacia donde Carlo y él se encontraban. Ellos eran quienes habían llegado en el helicóptero, guiados por el comisario de la ciudad. La verdad es que estaban bastante lejos del centro, razón por la que nadie lo había encontrado antes de la llamada.

Igor no quería, pero sabía que debía alejarse del menor para dejar que los profesionales intentasen ayudarlo. Dudó un poco antes de levantar sus manos de la herida, pues sentía que lo estaba dejando solo. Greco le dio el último empujón al jalarlo por los hombros, dejando espacio suficiente para que los otros pudiesen trabajar.

— ¿Igor? — volvió a insistir García, sorprendido por la apesadumbrada mirada del ciborg. Rastros de lágrimas se apreciaban por sus mejillas, dejando ver ese lado humano que pocos llegaban a presenciar —. Necesito que me cuentes qué ha pasado.

Guerra ❇ CarligorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora