El pecho de Carlo subía y bajaba violentamente, culpa de sus desesperados jadeos en busca de aire. Intentó separar sus párpados para cerciorarse de que ya no se encontraba debajo del agua pero estos se vieron obligados a cerrarse enseguida por culpa de la claridad de la luz.
Carlo escuchaba su agitada respiración acompañada por unos pitidos que aumentaban su ritmo hasta el punto de resultar molestos. A lo lejos, oyó unos murmullos de voces que no lograba reconocer, ni entender lo que le decían. Todo era confuso y el no poder ver ni escuchar bien sólo hacía las cosas más difíciles.
Carlo quiso hablar pero de su garganta sólo salió un ronco y lastimoso gemido. La situación se volvió aún más incómoda cuando comenzó a sentir que alguien o algo tocaba su cuerpo repetidas veces. Notó cómo le movieron la cabeza e incluso cómo despegaron sus párpados, obligándolo a mirar directamente a algo que parecía ser una luz. También notaba que le ponían algo alrededor de su cara que le echaba una especie de gas frío. Molesto, Carlo quiso moverse para apartar lo que fuera que lo estaba «atacando» pero su cuerpo no respondía.
Fue entonces cuando Carlo comenzó a sentir verdadero pavor. No entendía nada y las imágenes de él flotando en el océano hasta llegar a la superficie se repetían una y otra vez. Gimió asustado, como si estuviera suplicando que no le hicieran daño; quería acabar con lo que fuera que le estaba pasando y no sabía cómo hacerlo.
Toni y su madre observaban la escena desde una esquina de la habitación. Como era costumbre, la mujer se pasaba todas las mañanas acompañando a Carlo y su hijo mayor había ido a recogerla para llevarla a casa y descansar.
Al principio, Gabriella se negaba a despegarse de su hijo pequeño pero con el pasar de los días, fue aceptando la situación de Carlo y ajustándola a su día a día. Gabriella estaba enferma del corazón y pasar días enteros en una habitación de hospital no era bueno para ella.
Toni visitaba a su hermano pequeño cada vez que podía, pues los negocios que tenían juntos ahora tenía que llevarlos él sólo. Jose lo ayudaba bastante, pero no era lo mismo. El gaditano también se pasaba cada vez que podía a ver a su jefe y amigo, al igual que lo hacían Salinas y el comisario García.
Abrazando a su temblorosa madre, Toni veía cómo su hermano sollozaba tumbado en la cama del hospital mientras que el médico encargado lo asistía en compañía de su personal. Una enfermera iba comunicando las constantes vitales del paciente mientras que el otro enfermero ayudaba al doctor en lo que este le pedía. Junto con su tutorando, el hombre de cuarenta y pocos años revisaba a Carlo para asegurarse de que todo estuviera bien. Actuaba tranquilo a pesar de las quejas y la poca respuesta del italiano, cosa que ponía más nerviosos a los miembros de la familia.
— Carlo, ¿me oyes? — preguntaba el de bata, dándole suaves toques en la mejilla. Carlo giró su rostro al lado contrario —. Eso es una buena señal — comunicó —. Responde a los estímulos físicos pero aún está muy aturdido. Vamos a aprovechar para hacerle un electroencefalograma. Joaquín, vete pidiendo la prueba por favor.
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Guerra ❇ Carligor
FanficIgor debe elegir: lealtad o amor. ❥ AU Carligor (Carlo X Igor) ❥ Publicado originalmente en mi perfil de Twitter @strawlemonberry ❥ Voy a escribir el habla de Igor tal cual lo hace en rol porque me parece adorable ❥ Basado en los personajes de role...