13 And the snakes start to sing

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Igor se acercó a la puerta que daba al pasillo para intentar escuchar algo que le indicase si aquellos gritos tenían algo que ver con la advertencia de Toni. Quiso bloquearla con el seguro pero entonces recordó que estaban en un hospital y que las puertas no podían bloquearse desde dentro.

Sin apartar su mirada del baño en donde Carlo seguía duchándose, el ruso intentó llamar varias veces al mayor de los Gambino pero su teléfono ni siquiera lograba dar señal, sino que lo mandaba directamente al buzón de voz. Desesperado porque sabía que en este tipo de situaciones, cada minuto cuenta, Igor decidió coger el arma que había dejado escondida en uno de los cajones de la cómoda.

— ¡Carlo! — Lo llamó, colocándose el arma en la pistolera de su cintura —. ¡Terminia de ducharte, teniemos quie irnos!

— ¿Qué pasa? — preguntó el rubio desde dentro del baño. Cerró el manillar del agua, pues igualmente había terminado. Movió la silla de ruedas que utilizaba para ducharse y se acercó hacia donde estaban las toallas, ajeno a lo que estaba pasando —. ¿Vienes a ayudarme o qué?

Los ojos azules de Carlo se abrieron con sorpresa cuando Igor entró al baño a toda prisa y con una expresión de angustia en su rostro. El de cabello oscuro prácticamente corrió para acercarse a él y ayudarlo a secarse, haciéndolo sin cuidado alguno.

— Hey, para. — Carlo reprochó su rudeza. Su cuerpo aún seguía húmedo cuando Igor comenzó a vestirlo —. ¿Por qué tanta prisa?

— ¿No me has escuchiado? — Igor terminó de colocarle el pantalón de algodón negro y sin darle tiempo a responder, le puso una camiseta blanca que le quedaba algo grande —. Teniemos quie irnos ya. ¿Dónde está tu armia?

Confundido, Carlo elevó sus cejas cuando el mayor lo cogió en brazos, haciendo que la toalla que usaba para secarse el cabello cayera al suelo. Fue llevado hasta su cama, cuyas sábanas estaban todas revueltas por lo que había pasado entre ellos minutos atrás.

— Está en la estantería más alta del armario. ¿Me vas a decir de una jodida vez qué está pasando? — preguntó el italiano, comenzando a enfadarse.

— Tu hermanio, Toni — narró Igor mientras buscaba el arma —. Me ha llamiado para decirme quie tienen problemias con alguna banda, no sié con quién, pero creo quie vienen a por nosotrios. He escuchiado gritos y disparos, creo quie son ellios, quie nos estián buscando.

Carlo no dijo nada, su rostro pensativo se centró en quitarle el seguro a su arma tras asegurarse de que estaba cargada. Su mente daba mil vueltas, intentando averiguar quién podía estar detrás de ese posible ataque. Fuese quien fuese, debía tener mucho valor para enfrentarse a una de las mafias más poderosas de Marbella y armar todo ese revuelo.

De pronto, la puerta de la habitación fue abierta y el italiano alzó la pistola en su dirección. Ni siquiera dio tiempo a que el intruso enmascarado suspirase antes de que esta fuera disparada sigilosamente gracias al silenciador que portaba su arma. La sangre de aquel individuo manchó la pared de detrás antes de que su cuerpo cayera al suelo, inerte.

Guerra ❇ CarligorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora