━━❛❛-Señorita Yang, las niñas buenas no le hablan asi a sus educadores. Tampoco usan la falda tan alta y menos, se les insinúan de esa forma tan irresponsable.
-Ah señor Hwang, como le explico, que yo no soy una chica
Simular ser quien no eres te de...
-Señorita Yang -Llamo una de sus empleadas a la puerta
-¿Si?¿Necesita algo?
-Su madre lo llama para que bajen a comer todos en familia, dice que su abuela y tíos vinieron a verlos-Joder
- Ya bajo, gracias por avisarme Lisa - se levantó de la cama y abrío el armario. Lisa es una de las personas que Jeongin más quiere, prácticamente ella lo crió cuando su madre dejo de hacerlo. Tomó una falda al azar y la convino con una camisa blanca de ceda y unas zapatillas de tacon pequeño color crema, se retocó el cabello y bajó.
-¡Jeonie Cariño! Al fin bajas, te estábamos esperando para cenar cielo.— Dijo Jennie con una sonrisa.
Maldita hipócrita
Porque asi era Jennie, la madre de Jeongin. Se puede mostrar dulce, pero es una vibora controladora, manipuladora y egoísta. Simulaba querer a Jeongin, pero no era así. Por mas que tratase que su madre lo notara o lo mirara, no lo lograba. Simplemente había desaparecido para ella cuando cambió.
-Hola a todos -trató de sonreír, aunque salió mas una triste mueca- Me alegra mucho verlos de nuevo después de tanto-Porque era cierto. Jennie no dejaba que Jeongin viera a sus parientes por miedo a que se enteren de su situación.
Todos procedieron a comer en silencio. Era bastante incómodo, después de todo nadie hablaba. Creen que la vida de los ricos es fácil, pero la verdad no todo es color de rosa. Es muy aburrido, pero siempre esta Seungmin ¿no?
-Entonces, ¿Cómo se le dice a un Chino con capucha?- preguntó divertido por el chiste. Todos le miraban raro, excepto Jeongin que le sonrió- ¡Un capuchino!
Estalló en una de sus carismáticas risas que rápidamente le contagió la risa, y sin poder evitarlo, estalló en una escandalosa risa derramando el jugo de paso, ganándose una mirada asesina por parte de sus padres. Levantó su cabeza asustado por lo que se vendría.
-¡Yang Jeonie! -Su padre le llamo la atención con un grito. -¡Que te he dicho de comportarte como la señorita que eres! Tienes que reírte suavemente, no a carcajadas. Eres una inepta. -Lo miró a sus ojos, reflejando una gran aura de decepción. Jeongin bajó su cabeza apenado y antes de cualquier cosa, Hyungwon lo tomó de la muñeca fuertemente- Mira el desastre que hiciste. Pareces de esos sin educación destruyéndolo todo, nosotros tratamos de educarte pero tu solo lo desperdicias. ¡Eres una desagradecida! -bramó envuelto en furia.
-Lo lamento padre, no volverá a pasar. -Dijo en un tono bajo, apenado y humillado.
-Más te vale. -Soltó su muñeca con brusquedad- Vete a tu cuarto, antes de que me arrepienta y te de la lección que te mereces por tu comportamiento.
No tuvo que decir más. Jeongin se levantó e hizo una reverencia de 45° disculpándose con todos y dándose la vuelta, caminando por los pisos de mármol perfectamente lustrados y limpios. Llegó a la puerta rosa al final del apartado pasillo y entró a toda velocidad en ella. Se hecho a llorar en su cama. No quería que su padre lo volviera a golpear, porque si, su padre lo golpeaba. Lo golpeaba por no ser la señorita que el esperaba. Sin darle mas vueltas al asunto se colocó su delgada pijama y se acostó a dormir entre lágrimas.
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Abrió sus ojos y se levantó rápidamente para bajar a desayunar. Ya iba tarde, de nuevo, asi que solo tomó sus pantuflas y bajó. Al llegar al comedor su madre lo miró de arriba hacia abajo y le dió una cara de asco.
-Jeonie, por favor ve arriba y cámbiate en este instante. No puedes bajar así a la mesa, eres una irresponsable. -Jeongin bajó la cabeza. ¿Que había hecho mal? Solo bajo en pijama- Estoy harta de tu mal comportamiento y falta de etiqueta. Tendré que contratar a alguien para que te enseñe a ser una señorita- Habló en un tono frío sin mirarlo.
-P-Pero madre porq- fue interrumpido por Jennie.
-Sin peros, te he dicho que contrataré a alguien y aquí se hace lo que yo diga -Lo miró con los ojos abiertos, esa mujer de verdad lo asustaba -¿Entendido? -el rubio asintió levemente- Bien, ahora vete, tienes clase de japonés, vete. No te quiero ver - Dolido se levantó y caminó a su cuarto donde tenía clases. Abrió la puerta y se encontró con su profesora favorita.
-¡Sana! -Exclamó feliz al verla, tenia bastante sin verla.
-¡Innie! ¿Cómo vas pequeño? -Sana y Jeongin se querían mucho, era como su mejor amiga. Le contaba todo y ella lo entendía. La adoraba porque ella lo trataba como Jeongin y no como Jeonie. Y siguieron platicando, en japonés por supuesto, hasta que Jennie entró a la habitación.
-Jeonie ven aquí -el rubio se levantó y se dirigió hasta quedar frente a la mayor.- Ven conmigo, necesito presentarte a alguien. Un nuevo tutor.-Jeongin asintió leve y se dirigieron a la sala en silencio. Estaba nervioso, pues con seguridad sería su profesora para modales, tenía que ser mujer porque esa era una regla, la servidumbre tenía que ser mujer para que Jeonie se adaptara al comportamiento femenino, pero aun así no le afectaba.
-Jeonie- Cuando la voz de su madre lo saco de sus pensamientos, se dió cuenta que ya estaba en frente del cuarto. -Necesito que te comportes, no me hagas pasar vergüenza por favor. -Dicho eso se enderezó y miró al frente, esperando lo peor. Pero al abrir las puertas, se llevó una de las sorpresas más grandes que se llevó en varios años.
Frente a sus ojos, había sorprendentemente un hombre de unos 25 años. Con tez pálida y cabello oscuro. Era alto, y tenía un cuerpo fornido. Traía un traje formal color azul oscuro, unos pantalones pegados a sus gruesos muslos. El hombre volteó a mirarlo, podía jurar que era la persona más hermosa que había visto en su vida.
-Hija-volvió a hablar su madre llamando su atención- El es Hwang Hyunjin, será tu profesor de modales. Te dará clases de etiqueta y te corregirá durante el día.-¿Durante el día? -Como lo escuchas, el vivirá aquí, te estára corrigiendo constantemente hasta que puedas ser, la señorita que debes ser. ¿Me entendiste?
-Si madre -dio una reverencia y se iba a retirar cuando levantó la mirada y cruzó esta con el nuevo habitante de su hogar. Sus ojos eran negros y grandes, juraba que le podían penetrar el alma. El señor Hwang era hermoso e increíblemente sexy, Jeongin no perdería su oportunidad. Le dedicó una sonrisa traviesa pero el hombre solo lo miro con un gesto serio y sus ojos negros en su persona. Jeongin abrió la puerta y se retiró con una sonrisa en el rostro.
Hwang Hyunjin iba a caer por el a cualquier costó
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