1. bienvenida

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OBSERVÉ FIJAMENTE LOS APUNTES frente a mi, como si esa simple acción lograra que comprendiera las decenas de palabras plasmadas en el papel

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OBSERVÉ FIJAMENTE LOS APUNTES frente a mi, como si esa simple acción lograra que comprendiera las decenas de palabras plasmadas en el papel. Solté un bufido molesta y desvié mi mirada a cualquier punto del departamento alejado de aquella páginas.

Nunca creí que el regreso a la universidad luego de las vacaciones de invierno sería tan pesado. Con apenas veintidós años ya había cursado dos años de la carrera y sin dudas este era el peor, mi cerebro se sentía lo suficientemente saturado como para no querer adquirir más conocimientos.

Mordí mi labio inferior indecisa y, al cabo de unos segundos debatiendo en mi interior, elegí el camino más atractivo en estos momentos. Alejé el apunte de un manotazo y me incorporé de mi asiento para buscar un abrigo.

Necesitaba urgentemente aire fresco para despejarme, sentía mi cuerpo más pesado que de costumbre. Quizá se debía a la ausencia de amistades en mi vida, porque sí, solo tenía a mis padres como sostén de apoyo.

Había perdido contacto con todos mis amigos de la preparatoria luego de que, junto a mis padres, nos mudáramos a una pequeña ciudad en el sur del estado. Había aplicado a una buena universidad aquí y mi madre decidió que lo mejor sería mudarnos para no estar alejados por mucho tiempo, independientemente de si yo vivía con ellos o no.

Y aquí estaba. Mamá seguía ocupándose de sus pacientes como la excelente enfermera que era y papá era feliz pescando cada fin de semana en el río de por aquí. Ellos parecían super contentos con el cambio de aire, mientras que yo me preguntaba todo el tiempo si el rumbo que estaba tomando mi vida era el indicado.

O, bueno, al menos esa pregunta estaba en mi cabeza mientras salía del edificio, justo antes de chocar con una pila de cajas que me hicieron tropezar y caer.

Mi trasero hizo un ruido seco al chocar contra el pavimento y, a causa del estruendo de las cajas al caer, los hombres que descendían los muebles del camión giraron a verme con una ceja enarcada. Mis mejillas se llenaron de color mientras, con la poca dignidad que me quedaba, me levantaba con rapidez del suelo, como si nada hubiese pasado.

Sacudí mis rodillas mientras que evitaba mirar a los hombres allí, huyendo de su mirada divertida.

Debí haberme quedado en mi apartamento.

─estás bien?─

Giré bruscamente cuando oí una voz ronca detrás de mi. Mi respiración me quedó atorada en la garganta en cuanto me encontré con un notablemente fuerte pecho frente a mi, por lo que tuve que levantar la mirada hasta que mis ojos dieron con dos bonitos orbes celestes.

─qué?─

─que si estas bien─ repitió divertido ante mi murmullo de idiota.

Lo cierto es que la vergüenza de saber que mi caída había sido vista por él era enorme, lo suficientemente grande como para sonrojarme hasta las orejas.

❝𝗡𝗘𝗜𝗚𝗛𝗕𝗢𝗨𝗥❞  DREW STARKEY ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora