Narrador.
Los doce miraban la puerta de la casa frente a ellos. Habían llegado a Alemania a la ciudad de Hamburgo y todo era normal, bueno lo que para ellos es normal sería no estar muertos en estos momentos. Carol camina hacia la puerta y la abre, todo era moderno y estaba más que perfecto, Ariana había hecho un buen trabajo consiguiendo esa casa. La casa no estaba en el centro de la ciudad, estaba bastante alejada para mantenerse a salvo por el momento.
Se acomodaron en las habitaciones, algunos en las camas y otros en sacos para dormir. Se habían duchado y su cuerpo estaba muy cansado, le pedía a gritos dormir aunque sea tres horas.
—Haremos guardia, estamos desprotegidos en cualquier parte y necesitamos estar alertas —avisa Carol — Serán guardias de a dos, los primeros son Alina y Conor, luego Lidya y Valentín.
—¡¿Que?! No me jodas Carol, con el no — se queja Lidya — mira su cara, a simple vista se nota lo insoportable que es.
—Pues tu no eres ningún angelito que digamos — Valentin se cruza de brazos.
—No sean niñitos y dejen las quejas — los reprende Carol — luego haremos guardia yo y Simón. Hagan guardia todo el tiempo que puedan, pero no se abusen, necesitan descansar todos.
—¿Soy la única que tiene hambre? No he comido nada en todo el día y soy pésima cocinando —dice Gisel —¿alguien sabe cocinar?
—No quiero presumir pero soy un increíble cocinero, el mejor para ser preciso — sonríe Tyler con superioridad.
—¿Y así dices que no quieres presumir? — masculla Paula — mejor ve a la cocina y haz algo rico.
Tyler hace un saludo militar y camina hacia la cocina como un niño pequeño que acaban de regalarle una bolsa de chocolates.
Los demás quedaron en silencio, y lo único que se escuchaba era a Alina que comía sus patatas y provocaba ruido al masticar.
Se miraron entre sí, todos internamente sabían que eran un equipo y que estaban en peligro, pero las chicas no sabían nada de ellos que fuera parte de su historia de vida y los chicos tampoco de ellas. Pues ellas pensaban que eran simples criminales y ellos pensaban que eran simples espías.
—Esto es incómodo — musita Simón mirando el techo — lo único que hablamos es sobre misiones.
—¿De que quieres hablar? —cuestiona Erika que estaba de igual manera, incómoda y aburrida.
—Eh — el rubio se reincorpora — ¿cómo se volvieron espías?
Las chicas se miraron entre sí, nos les molestaba el hecho de contarles cómo se volvieron espías o a la edad en que empezaron. Les molestaba el hecho de solo haber vivido en esa base y que la gente piense que no han tenido una vida normal, pues de cierta forma era así.
—Niñez complicada — responde Gisel.
—Tenía entendido que las espías de esa base, ingresaban a los 16 años — habla Valentín confundió.
—Así es, nosotras fuimos un caso aparte. Las seis ingresamos cuando éramos unas niñas — explica Erika — todas ingresamos cuando teníamos cuatro o cinco años, pero en distintos tiempos.
—Wow apenas eran unas niñas — murmura Conor — ¿Desde esa edad son espías?
—Desde esa edad nos entrenaron para ser las mejores espías del mundo — aclara Carol — a los doce años ya sabíamos cinco idiomas y estábamos estudiando cosas avanzadas. Además de prácticas con cualquier tipo de arma o cuchillas.
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sɴᴀᴋᴇs [ᴢᴏᴅɪᴀᴄᴏ]
AcciónSeis chicas criadas en una base de espías, una base dónde solo habitan mujeres criadas para matar y realizar misiones peligrosas. La vida las llevará a conocer a seis chicos criminales, unos chicos que viven de estafas y carreras ilegales. Seis chi...