Capitulo 21⚔

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AXEL.

Siempre supe que llegaríamos a un plan totalmente peligroso, algo que nos pone en peligro y tal vez al borde de la muerte. Ahora estamos por hacer lo mejor que se nos ocurrió y aunque no quiero entregar a Simón, es lo único que tenemos.

Simón está detrás de mi, justo acá en la cocina. Luce pensativo y veo el temor de enfrentar a ese maldito bastardo. Solo espero que el no salga más dañado de lo que está.

—Puedes con esto, te lo aseguro — digo sincero y el sonríe — te prometo que nada va a pasarte.

—Tranquilo, yo estaré bien — dice y guarda su arma — haré lo que sea necesario.

—Acá haremos de todo para llamar la atención de los mafiosos, no estarán tan centrados en ustedes — le aseguro y el asiente — mierda, tendríamos que haber hecho otro plan. No puedo dejar que te lleven.

—Escucha — se ríe y se acerca — confío en ustedes y si Carol planificó todo esto, se que ella no dejará que me pase nada y mucho menos tú. Me ayudaste en el pasado y eso siempre será una deuda que jamás podré pagarte.

Asiento y salgo de ahí.

Los recuerdos invaden mi cabeza, recuerdo a ese muchacho rubio huyendo por haber robado comida, el cual corría asustado por las calles de New Orleans. Su mirada de perdido y de miedo. Ese día lo conocí, lo ayude a esconderse de quienes lo perseguían y le gritaban ladrón, ese día le di la oportunidad de unirse a mi y a Valentín, y con el tiempo el aceptó. Ese día que llegó a mi casa diciendo que quería quedarse conmigo, juré que iba a protegerlo en todo momento.

—Escuché llegar algunos autos — comenta Lidya a mi lado — Armando ya esta acá.

Miro a la pelirroja y asiento. Guardamos nuestras armas y nos sentamos en los sofás de la sala. La puerta de entrada está a unos metros del sofá y solo agradezco que ésta casa es bastante grande.

La mano de la pelirroja tiembla y yo la agarró, su mirada se posa en la mía y sonríe.

—Es un tic nervioso — sonríe y suspira.

—Todo saldrá bien — digo.

—Lo se.

La puerta es pateada y se abre con brusqueda.

Lidya y yo nos levantamos de repente y ponemos nuestra mejor cara de asustados. Entran varios hombres vestidos de negro con armas en sus manos, el último en ingresar es un hombre alto, de cabello castaño con canas y un traje caro. Tiene ojos azules, igual a los de Simón y su cara tiene algunas arrugas, no tiene barba y lleva un cigarrillo en sus dedos de salchicha.

—¿Y Simón?— su voz sale ronca y con solo escucharla me dan ganas de golpearlo — se que esta acá.

—¿Para que mierda lo quiere?— pregunto mirándolo con asco.

—Es mi hijo y ese tema no te concierne, pequeña sabandija — sonríe y da una seña para que los hombres nos apunten — no tengo problema de matarlos, así que ahorren el drama y díganme donde está.

Las puertas de la cocina se abren y sale Simón, su rostro se encuentra inexpresivo. No baja la cabeza y mira fijamente a su progenitor. Veo aborrecimiento en su mirada, odio y sufrimiento. Por parte de Armando, solo lo mira con frialdad se ve inexpresivo y tiene destellos de sorpresa.

—¿Que mierda haces aquí?

La voz de Simón sale tajante.

—Hijo...

—No me llames así, no tienes derecho de hacerlo — dice frívolo y se acerca a mi — es mejor que te vayas y me dejes en paz.

Los demás aparecen de distintos lados y se posicionan junto a nosotros. Armando mira detalladamente sus rostros y puedo ver curiosidad en sus ojos. Tiene tanto parecido fisico con Simón.

sɴᴀᴋᴇs [ᴢᴏᴅɪᴀᴄᴏ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora