XXIX

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La puerta de la cabaña se movió en su lugar tras un golpe seco, el ruido de las ruedas de las carrozas llegando por el camino de tierra, el sol abandonando el horizonte y el corazón de dos chicos sin derecho a amarse rompiéndose a su modo, lentamente, mientras se miraban a los ojos como si ese instante no les perteneciera, y aun así, buscaban a toda costa tenerlo.

Jisung alejó su cuerpo de Minho con miedo en sus ojos, con el pecho subiendo y bajando por las emociones mezcladas y mirando hacia la puerta de reojo, creyendo que en cualquier momento su mundo se vendría abajo y ese abismo solo lo separaba ese pedazo de madera viejo.

—¿Min...? ¿Minho? ¿Bastardo? Lee Know, ¿qué está pasando? —Jisung sintió su labio inferior temblar. Los ruidos de la puerta aumentaban a medida que el bastardo intentaba mantener la calma que claramente no conseguía.

—Hay algo... —Un golpe fuerte en la puerta los alertó a ambos—. Jisung, necesito que me escuches.

—¡Abra la puerta de inmediato o será tirada abajo! —Los guardias de la realeza se oían con potencia detrás de la puerta.

Jisung sintió su corazón latir con velocidad acelerada y casi anormal en su pecho. Comprendía menos de la situación de lo que le estaba gustando.

—¡Habla! —exigió Jisung, sintiendo sus ojos picarle y el miedo invadir cada esquina de su cuerpo—. ¡¿Por qué están llamándote Minho?!

—Juro que nada de esto fue con la intención de acercarme a ti de manera interesada. Jisung, todas mis palabras fueron ciertas, debes creerme. Estoy completamente enamorado de ti.

—¿Qué significa todo eso? No estás respondiendo lo que quiero saber. ¿Quién eres, Lee Know?

—Lo sabes, Jisung. Sabes quién soy.

—No, no ahora.

Minho miró al menor de manera desesperada y completamente abatido, pero Jisung era incapaz de entender lo que sucedía, por qué dolía tanto su pecho y lo frustrante que se veía el futuro adelante.

La puerta se derrumbó justo al mismo tiempo que la primera lágrima de Jisung caía al suelo, siendo ese el inicio de toda una noche llena de tensión y corazones rotos.

Minho miró a Jisung y jamás dejó de mirarlo, ni siquiera cuando los guardias tomaron sus brazos con ambas manos mientras el príncipe trataba de reaccionar ante ese acto, siendo incapaz de actuar en contra de su propia corona. No sabía qué hacer, estaba entre la espada y la pared viendo como cualquier decisión que tomara sería motivo de una consecuencia del otro lado.

—Bastardo Minho, queda detenido por cargos graves. Será juzgado por la corte real.

Y en cuanto Jisung clavó sus ojos en Minho y notó que una lágrima caía por su mejilla, pudo reaccionar. No soportaría jamás quedarse callado cuando Minho lloraba de esa manera al frente suyo. Lo tomó de sus mejillas pidiendo a fuerzas que lo dejaran mirarlo una última vez. Quería ver esos ojos toda su vida y lamentaba no ser capaz de atravesar la marea entera con tal de sacarlo de las profundidades.

—¿Por qué me mentiste? —susurró, buscando sostener sus mejillas, pero Minho no podía soltarse del agarre de los guardias a pesar de sus intentos.

—Tenía mucho miedo de que me juzgaras por aquello que no elegí y tantas cosas que quería vivir contigo...

—¿Cómo podría juzgarte por aquello? Lee Know, eres un color para mí. No me importa tu maldito título.

El cuerpo de Minho comenzó a alejarse de Jisung a medida que sus fuerzas se perdían.

—Lo lamento tanto, Ji. Gracias por ser la única flor en todo el jardín que vale la pena proteger. —Minho se dejó llevar afuera a medida que Jisung era sostenido por otros brazos, tratando de protegerlo del único refugio que encontró en medio del desierto repleto de llamas amenazantes.

Our Fairytale - [Minsung] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora