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Jisung intentó acomodar el agarre en su muñeca de la camisa blanca que llevaba, pero sus manos temblaban demasiado y sus múltiples intentos acababan en fracasos constantes.

Su cabello rubio se encontraba despeinado con ondas naturales, su ropa tenía algunas manchas de tierra que poco le importaban y sus mejillas ardían por las lágrimas secas y el viento fresco.

Las luces de la noche entraban por la ventana gigante y por primera vez en años, el piano y él en una sola habitación lo hicieron sentir incómodo, solitario y abandonado.

Su barbilla tembló, soltó la manga con enojo y lanzó un suspiro mezclado con un sollozo por su boca. Se sentía insuficiente y pequeño, como si la marea entera se abriera paso ante sus ojos y él solo pudiera visualizar olas enormes y profundidades eternas.

La puerta de la habitación se abrió y ni siquiera le interesó acomodar su postura, secar sus lágrimas o dar una sonrisa falsa. Jisung ya no estaba de humor para vivir bajo una máscara cuando el mundo entero a su alrededor se consumía lentamente en llamas.

—Sung, cariño. —Amanner entró con paso apurado, el sonido de sus zapatos retumbando en las paredes resultaba incluso molesto—. Mírate, amor...

La mujer tomó las mejillas de Jisung y acercó su rostro a su pecho, envolviéndolo en un abrazo improvisado. Por detrás, entró su padre, el rey Lacnald, luego de semanas donde solo se lo encontraba en las comidas importantes. El hombre entró a la habitación con un aire autoritario, su cabello rubio y un uniforme elegante.

Segundos después, por el pasillo se oyeron un par de susurros y tanto Hyunjin como Seungmin aparecieron por la puerta, reuniendo a la familia en una noche para nada feliz.

—¿Jisung? —Hyunjin intentó acercarse al mayor, pero Seungmin lo sostuvo del brazo, pidiendo en un susurro que no se metiera en una situación donde claramente no entraba.

—¿Estás bien? ¿Necesitas algo? —La madre de Jisung volvió a apretar el agarre del menor en su pecho, acariciando el cabello rubio del menor que intentaba alejarla con las fuerzas débiles.

—Lee Know... —murmuró, pero sus palabras fueron interrumpidas por su padre.

—No te preocupes. El bastardo, con suerte para él y como mínimo, acabará en algún calabozo por el resto de su insignificante vida —aseguró Lacnald, mirando la hora en un relojero y asintiendo a sus propios pensamientos—. Acabaremos rápido con esto.

Jisung sintió su respiración cortarse.

—¿Con suerte para él? ¿Acaso no están escuchándome? —Jisung soltó a su madre, alejándose de su cuerpo y perdiendo toda la delicadeza que había creído obtener—. ¡Él no ha hecho nada! ¿Por qué les cuesta tanto entenderlo?

—Jisung, estás asustado y abatido, es entendible...

—¡Por supuesto que lo estoy, pero no por Minho, sino por ustedes! Si, estoy asustado, pero porque lo último que quiero es que vaya de manera injusta a la cárcel cuando estamos los dos involucrados en esto.

Jisung dejó escapar un jadeo cuando Lacnald tomó su brazo con firmeza y fuerza. La autoridad se veía a simple vista, pero Jisung no planeaba devolverle respeto a aquel hombre, no sentía ni una pizca de cariño por alguien tan ausente.

—Cierra la boca, Jisung . ¿Cómo te atreves a levantarle la voz a tus mayores? No me hagas enojar. Desde que llegaste solo estás soltando idioteces sin coherencia.

—No son idioteces —espetó Jisung con la mirada llena de lágrimas—. Les estoy diciendo la verdad. Yo fui quien lo buscó y le pidió escaparse conmigo. Es mi...

Our Fairytale - [Minsung] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora