GISLI
Todo pasó en el verano que teníamos 15 años.
Nos fuimos con mis padres a España , el destino favorito de mamá por excelencia. Primero pasamos 4 días en Barcelona y seguidamente nos fuimos a Salou, donde teníamos una casa en una preciosa y enorme urbanización.
Conocíamos a todos allí pero no teníamos amigos porque no comprendíamos el español y ellos no sabían inglés.
Pero ese verano algo cambió.La urbanización formaba un perfecto cuadrado, en total eran 15 casas repartidas en los laterales de la urbanización. Nada más entrar había un jardín con una fuente de forma circular y, detrás de esta unos bancos que por las tardes solían estar ocupados.
El jardín delantero estaba situado justo delante de nuestra casa, era nuestro y por eso en el centro de él había una estatua de Freyr, el dios de la lluvia y el sol. A su alrededor había rosas negras, blancas y rojas. Un camino de piedra conectaba la estatua con la casa y dos bancos en los laterales.
En el centro de la urbanización había una piscina en la que siempre estaban los vecinos de la casa 6.
Eran una familia portuguesa, compuesta por un padre y una madre, la hija que tenía 2 años menos que nosotros y por el hermano que tenía nuestra edad.Estaba escuchando música mientras admiraba la estatua del jardín. El vecino de la casa de al lado (la número 9) salió silbando una melodía que se me hacía conocida, me saludó y me encaminé hacia la piscina.
Aunque eran las 9 de la mañana, ya etsaban los portugueses dándose el primer baño de la mañana.
-Buenos días- les dije en inglés, deseando que alguno me contestara.
-Buenos días- me contestó el hijo mayor sonriéndome.
Era moreno de piel, aunque no sabía si era por su bronceado o era su tono normal. Sus dientes no estaban alineados perfectamente, pero para mi gusto tenía una sonrisa preciosa.Una tarde fui con Brenda y mi melliza a la piscina, en nuestro tono de piel se notaba que eramos del norte de Europa, aunque lo más seguro era que estuviéramos hasta más morenos que mis otros amigos de Noruega. Yo me puse a bucear en la piscina, Elin se hundía en el agua y aguantaba la respiración y Brenda estaba sentada en la tumbona.
Todo era paz y tranquilidad hasta que 2 cuerpos cayeron en la piscina y revolvieron así toda el agua. Se trataba de los portugueses que rápidamente salieron de ahí y se pusieron a hablar animadamente con nosotros.-Gisli, prueba o verdad- me preguntó Fabricio.
Estábamos sentados formando un círculo. Seguíamos dentro del recinto pero nos habíamos escondido para que nadie nos descubriera.
-Te reto a que beses a Fabricio- exclamó Estela entre risas. Él y yo nos miramos con los ojos como platos. Nadie se esperaba eso y, aunque las chicas se lo habían tomado a risas, nosotros estábamos tan avergonzados que nuestra piel se tornó roja.
-No nos vamos a besar- respondió firmemente él, yo asentí con la cabeza.
Y aunque la noche siguió con normalidad, en mi cuerpo había empezado a revolverse algo extraño.
Tardamos muy poco tiempo en volver a casa, pero se me hizo eterno.No dormí en toda la noche intentando descifrar que era lo que mi cuerpo me intentaba decir. Hasta que a las 5 de la mañana, me di cuenta.
-No es posible que me guste- susurré.
-Por fin te has dado cuenta- contestó mi hermana.
Eso me asustó mucho aunque en ese momento no podía dejar de pensar en lo que acababa de descubrir.-Elin, pero si a mi me gustan las mujeres-
-Y los hombres. Eres bisexual, como yo y como Brenda-Mi mente iba a mil por hora, montones de pensamientos se agrupaban en ella y ni siquiera tenían orden ni sentido, no comprendía porque Fabricio me hacía sentir así, pero no era posible que yo fuera bisexual.
-Entiendo como te sientes ahora hermanito, pero la realidad es esa. Puede ser que él sea el único hombre que te ha gustado de momento o quizá lo hayas sentido antes- me abrazó bien fuerte y ahí, justo en ese momento, me sentí completo. Con mi hermana abrazándome tan fuerte que sentía que nunca me iba a soltar. Siempre íbamos a ser ella y yo, lo tenía claro.
-Ni una palabra a nadie sobre esto, me voy a dormir y a ver si mañana me he aclarado del todo-
Era la última noche cuando le conté lo que sentía a Fabricio. Durante las 2 semanas que habíamos pasado allí, tuvimos muchísimos momentos a solas, los que me confirmaron que si que me gustaba.
-Eres el primer chico que me gusta- le dije y sentí como me quitaba un peso de encima.
Pero rápidamente entró en mí el miedo, miedo a ser rechazado, a que me juzgara o a que se riera de mí.
Estábamos sentados en uno de los bancos de la entrada de mi casa, mis padres habían salido y las chicas estaban en la piscina.-Tú también lo eres para mi- me respondió y se acercó más a mí en el banco.
Sabía que él me iba a rechazar, era demasiado atractivo como para sentir algo por alguien como...DIJO QUE YO TAMBIÉN LE GUSTABA.-Bueno, ahora no se que se supone que tenemos que hacer- contesté mientras me rascaba la cabeza nerviosamente.
Se acercó aún más a mí, me puso la mano izquierda en la mejilla y me besó. Nunca había sentido cada vello de mi cuerpo erizarse, ni mariposas en el estómago, hasta que él me besó.-Supongo que volveremos a vernos- rompió el silencio y todos le miramos.
Brenda, mi hermana y yo sujetábamos las maletas mientras mis padres cargaban el coche para irnos al aeropuerto.
-Si, eso creo- le respondí y en mi voz se notó las pocas ganas que tenía de irme.
Esa despedida fue una de las peores que había experimentado.
ESTÁS LEYENDO
El Día
Teen Fiction¿Que ocurriría si encerraran a 13 adolescentes en una casa? ¿Y si además, el mundo está siendo atacado por una pandemia? Los HAVET, los VINUL y las ERST te esperan con los brazos abiertos. Adéntrate en este mundo no tan fantástico y conocelos a to...