EXTRA

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HANS

Era el cumpleaños de Lena y, aunque aún no estábamos saliendo, le preparé una fiesta sorpresa en la bolera de su centro comercial favorito.
Vinieron los VINUL y las ERST, pero como no quería que hubiera ninguna pelea, no invité a los HAVET a pesar de que ella se llevaba bien con todos.

En el bar de la bolera había una gran tarta rosa con 17 velas formando un perfecto corazón. Los regalos descansaban en uno de los sillones, luces rosas y banderines plateados con detalles dorados decoraban el recinto.

Esben era el encargado de traer a su hermana a la fiesta y, para ese entonces, los demás debían estar escondidos para sorprenderla.
Y todo fue tal y como lo había planeado.

-Los regalos los tienes ahí encima, para cuando quieras abrirlos- le dije abrazándola por la espalda.
Sus ojos brillaban cada vez que me miraba y jamás había sentido esas cosquillas en el estómago cuando alguien me hablaba.
Lena me provocaba todo eso.

Aunque ese día no me pude centrar tanto en lo que ella me hacía sentir, sino que mis ganas de vomitar no me habían abandonado aún y temía que en algún momento me desmayara.

-Vamos a hablar ahí fuera- me dijo delicadamente y me sujetó la mano para que no me perdiera.

Salimos a la enorme terraza que había ahí y me senté junto a ella en un sillón.

-¿Por qué no me has dicho que tenías tanta ansiedad?- preguntó haciendo un cambio de voz, que demostraba cuán en serio iba.
-No es solo hoy, llevo toda la semana así. Pero no quería fastidiarte tu cumpleaños- mi mirada buscaba algo en aquel sitio, aunque no sabía el qué. Quizá solo le esquivaba la vista.
-¿Qué ha pasado cielo?- me empezó a acariciar la nuca y a soplarme en la mejilla.
-Mi madre recogió el cuarto de papá, todas sus cosas ahora están en el pasillo- y gracias a las técnicas que ella usó para distraerme, mi pecho se liberó durante un instante de todo el peso.

Nos habíamos trasladado a la casa de mi futura novia, todos sosteníamos vasos de plástico que contenían alcohol. Esben puso en los altavoces la playlist que habían preparado para Russ (tradición noruega en la que los adolescentes festejan su graduación) y al cabo de 1 hora todos o casi todos íbamos borrachos.
Excepto Gisli que se fue corriendo cuando un mensaje le llegó al móvil y, estuvimos casi un mes sin ver a los mellizos.

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