13

6 1 1
                                    

HELGE

Las despedidas nunca se me han dado bien.

Cuando mis padres se separaron, tuve que despedirme de mis dos hermanos pequeños (una chica y un chico) y de mi madre. Me quedé con mi padre, en una casa llena de recuerdos imborrables.

Me costó mucho rehacer mi vida, volver a jugar a soccer sin que mi madre viniera a los partidos.

Por eso, me metí a boxear. No podía disfrutar de un deporte que me recordaba lo solo que estaba en la vida.

Respecto a mis amigos del instituto, ellos nunca supieron nada de lo anterior. Para ellos solo soy Helge el gilipollas del instituto. Solo una persona se preocupó lo suficiente por mí. Además, era la persona que menos me imaginaba.

Elin, no solo supo ver lo roto que estaba por dentro. Sino que supo amar cada uno de mis trozos rotos e ir pegándolos.

Aunque, evidentemente, eso terminó demasiado rápido.

2 semanas después de comenzar nuestra relación, murió.

El dolor que me causó su pérdida fue indescriptible. Pasé de sentirme genial a sentirme lo peor del mundo.

Cuando ya había pasado exactamente 1 mes, me sentía mejor. La ayuda de los psicólogos era lo mejor del mundo.

Y ahí fue cuando comenzó todo. Acabé saliendo con la prima de mi difunta novia.

Brenda y yo siempre nos habíamos odiado. Hasta tal punto que yo siempre que podía, le hacía la vida imposible.

No tiene una explicación nuestra relación de antes, pero supongo que le odiaba porque Gisli la protegía a toda costa.

Del odio al amor hay solo un paso ¿no? Pues ella y yo dimos más de uno de esos pasos.

La relación fue tan rápida que es de las típicas que solo tienes buenos recuerdos porque no hubo suficiente tiempo para los malos.

Nuestra relación no fue bien recibida por nadie. Todos decían que estaba saliendo con ella porque me recordaba a Elin.

Os juro que hubiera puesto la mano en el fuego por negar lo que todos pensaban.

Hasta que la cagué.

Brenda y yo estábamos tumbados en una de las camas de su habitación.

Todos estaban en el salón haciendo diferentes cosas. Alguien llamó a la puerta y, me levanté a abrir.

Eran Gisli y Esben, necesitaban que fuera al salón para hablar sobre una cosa. No era nada importante, era algo que se les había ocurrido en ese momento y necesitaban saber mi opinión.

Ellos y yo no nos habíamos llevado nunca mucho, aunque fuéramos del mismo grupo de amigos. Sabía lo justo de sus vidas, igual que ellos conmigo. Pero desde que empezamos la terapia, nos unimos mucho.

Yo les dije que fueran al salón, que enseguida iba yo. Entré a la habitación de nuevo, cogí mi móvil y le di un beso a Brenda.

Cuando estaba cerrando la puerta tras mí, le dije “Enseguida vuelvo Elin”

Y así fue como la cagué.

Brenda montó un pollo tremendo después de yo decir eso. Y no la culpo, estaba en su derecho.

Gisli tuvo que calmarla y Esben se estuvo riendo durante mucho rato de mí. La situación hacía gracia, no os lo voy a negar.

Ya os podéis imaginar a Brenda después de llamarle como su prima. Primero se levantó de la cama, después se acercó a mí, me pegó una bofetada y empezó a gritarme.

El Día Donde viven las historias. Descúbrelo ahora