El Día

EXTRA

HELGE

Su pelo rojo fue lo primero que vi, después me fijé en sus botas militares con tacón y la sonrisa arrogante que llevaba.
Kaira tardó muy poco en caer rendida en mis brazos y aunque yo esperaba que fuera así, me decepcioné al saber que solo llevaba una careta de chica mala.

La verdad es que ni siquiera sé porque he hablado así...perdonad.

Justo cuando conocí a Kaira mis padres comenzaron con peleas, al principio uno de los dos dormía en el sofá, pero siguieron gritándose, discutiendo por la mínima tontería...Mi madre desapareció durante 3 días y tuve que ocuparme yo de mis dos hermanos pequeños, porque mi padre recayó en el alcohol.

Tan solo tenía 16 años cuando ocurrió todo eso.
Mi hermana Onni tenía 5 años y Alf era un bebé de 2 años.

Casi todos los jóvenes de Trondheim me conocían como “el gilipollas” y tuve que soportar eso aún cuando mi familia pendía de un hilo finísimo y mis dos hermanos menores dependían completamente de mí.

Por eso cuando vi a Kaira por primera vez, vi en ella un rayo de luz, de esperanza, aunque cuanto más a salvo me sentía, más me costaba quitarme el traje del instituto y mostrarle quién era de verdad.

Para ese entonces mi salud mental estaba tan perdida que solo quería que alguien o algo me salvara y pudiera ser Helge sin tener miedo de ser juzgado.

Una noche en la que yo estaba durmiendo a mis hermanos, unos coches de policia entraron en nuestra calle y se bajaron corriendo en la casa de enfrente. La vecina que tenía mi edad, salió llorando de aquella casa gritándoles algo a los policías que intentaban ayudarla lo máximo posible.
Fue imposible que mis hermanos se durmieran, por lo que salimos a la entrada de casa para ver lo que pasaba.
-Está muerto, hay mucha sangre en el salón, llamadlo, tiene que saberlo, no no no quiero que muera, ayuda porfavor, necesito ayuda- no había ningún ruido que nos impidiera oirla con claridad, su voz estaba rota, desesperada por buscar ayuda, estaba de rodillas en la fría y mojada acera, se sujetaba la cara con las manos y no podía dejar de llorar.

A la media hora sacaron el cadaver de aquella casa y dos personas se quedaron cuidando de la chica, que seguía en la misma postura que antes, pero esta vez sin llorar, con la mirada fija en el suelo y sin mover ni un solo músculo.

Acosté a mis hermanos y me fui a hacer chocolate caliente, lo serví en 4 tazas y crucé la calle para dárselo a la chica y a las otras dos personas.

-Creo que esto os puede venir bien, si necesitais ayuda vivo en esa casa- dije señalandola- Quizá pueda ayudarle, aunque no estoy muy seguro de ello- ellos me indicaron que me sentara con ellos, apoyé mi taza en el suelo y me acomodé justo al lado de la chica.

-Te entiendo- le susurré y al rato continué hablando - Mi madre lleva unos días desaparecida, tampoco sé dónde está mi padre, aunque seguramente esté en un bar bebiendo hasta perder el conocimiento. Lo único que me mantiene vivo son mis dos preciosos hermanos que están ahora mismo durmiendo-
La chica levantó un poco la cabeza para mirarme y yo me fijé un poco más en sus rasgos.
Tenía muchas pecas, sus ojos eran grises, casi azules. Su pelo estaba recogido en una coleta alta, era de un color intermedio entre el castaño claro y el pelirrojo.
-Recuerdo haberte visto alguna vez por aquí- dijo en un tono demasiado bajo.

Nos habíamos visto muchas veces, aunque casi todas yo las relacionaba con algo negativo, con una de las peleas de mis padres.

-Si, nos hemos visto muchas veces, aunque he visto más a tu primo. Voy con él al instituto, ¿lo sabías?- ella levantó una ceja y miró al final de la calle, donde una persona caminaba lentamente, parecía un alma en pena.
-Quizá sea mi padre- le contesté sabiendo que se preguntaba quién era aquella persona.
-O mi primo- respondió ella.

----------------------------------------------------------
Hola!!! Ya estoy de vuelta aquí :)
Los extras suelen ser cortitos, pero así os ayudan a conocer más a los personajes.
Mañana se viene capitulo fuerte, así que prepararos...
Besos!