14

6 1 1
                                    

LUDMILA

Cuando nos enteramos de lo de Seren, todos la apoyamos.

Hacía 2 años que habíamos salido de esa casa y, cada uno llevaba su vida lo mejor que podía.

Pero un día, nos llegó un mensaje a los 11 hablando sobre Seren.

Ese mensaje no lo había enviado ella porque decía cosas que nadie podría decir sobre una persona. Básicamente se dedicaba a exponerla, hablaba de todo su pasado y la criticaba en todo momento.

Yo no tardé en llamarla, en hacerle sentir querida y que se echara unas risas.

Sé que los demás también le escribieron y/o llamaron porque tiempo después crearon un grupo en el que estábamos todos.

No os voy a decir que no me alegraba de saber de sus vidas. Pero muchos de nosotros nunca nos hemos tragado, por mucho que fuéramos del mismo grupo. Y aunque esa casa nos unió mucho, todos huimos de ahí sin mirar atrás cuando se nos presentó la oportunidad.

Muchos mantuvieron el contacto, pero otros rehicimos nuestras vidas.

No me gustó lo falsos que fuimos todos cuando hicieron ese grupo, pero eso me ayudó a contactar de nuevo con mis antiguos amigos. 

Seren me llamó una noche. Era octubre y en Bergen (donde vivía en esa época) hacía un día malísimo. Mucho frío y lloviendo a todas horas.

En la universidad teníamos muchas cosas que hacer y por eso estaba despierta.

Nada más coger el teléfono, me dijo:

-Pensaba que estabas dormida-

-No, en la universidad estamos a tope, ¿qué pasa Seren?- le dije sin rodeos.

-Te quería contar una cosa, pero será mejor que te tumbes o estés tranquila-

-Dilo de una vez-

-La muerte de Elin no fue un accidente, Kaira no está tan loca como creéis-

-Cuéntame-

Y así fue como Sten (o el señor X) me reclutó.

Cuando llegué a Trondheim, muchísimos recuerdos volvieron a mi mente. Era como si en Bergen, hubiera estado viviendo otra vida que no era la mía.

El aeropuerto me recordó aquella vez que fuimos a recoger a mis abuelos y Gisli vino conmigo.

Hacía 3 o 4 años que no veía a mis abuelos y, estaba muy emocionada. Gisli me acompañó porque en ese momento estábamos muy unidos.

Mis abuelos aún siguen resentidos con mi padre por haberse mudado tan lejos.

Las cosas en México no andaban bien y prefirieron vivir en el país natal de mi madre. Cuando mi padre pisó Noruega por primera vez, no dudó en que su futuro le esperaba aquí.

Yo nací en Trondheim, ciudad en la que viví durante 18 años.

Cuando cumplí los 18, hui a Bergen. Donde he intentado hacer el primer año de universidad. Pero era totalmente incapaz. No digo que no pudiera hacerlo, digo que los tiempos que corrían no me permitían estudiar tranquilamente.

Mi cabeza estaba en otra parte, exactamente en la casa en la que estuvimos 2 meses y medio encerrados.

Me había marcado demasiado ese sitio y, por alguna extraña razón, no podía pasar página.

Pero gracias a Sten, logré pasar página.  Aunque…No lo llamaría pasar página.

Me mudé a la casa de ellos. Seren, Sten, Kaira y Niels. Y ahora llegaba yo.

5 personas con un único objetivo. ¿Lo cumpliríamos pronto?

Esa historia os la debe contar otra persona, pero os puedo contar una que os va a interesar.

Una batidora. Las 8 de la mañana y alguien estaba usando la batidora.

Intenté centrarme en mi respiración, en no pensar en el ruido, en disfrutar de las horas de sueño que me quedaban, comencé a imaginarme una puesta de sol en una de las playas de Bergen, en cómo me acariciaba el pelo mi abuelita la última vez que la MALDITA SEA QUE ALGUIEN APAGUE LA PUTA BATIDORA.

Me levanté de un salto y abrí la puerta en un segundo.

Bajé las escaleras lo más rápido que pude y me dispuse a gritarle a la persona que estaba usando ese demonio a estas horas.

Sten, estaba batiendo huevos con la batidora. BATIENDO HUEVOS.  Lo podía hacer perfectamente con un tenedor.

Cuando entré a la cocina con cara de mala ostia y en pijama, se echó a reír.

-Así que te gustan las asesinas eh- me dijo cuando terminó de reírse.

-Sten, por el amor de dios, son las 8 de la mañana, no tengo ganas de hablar- le dije sentándome en la mesa de la cocina para desayunar.

Sten me sirvió huevos rotos y un café bien cargadito. En cuanto terminé de desayunar, se sentó enfrente y me atosigó a preguntas.

-Bien, vaaaaaale. Si, supongo que estamos saliendo- admití

-¿Cómo que supongo? Pero tú estás coladita por ella, te lo noto. Ella lleva mucho tiempo así-

-No sé Sten, no me agobies-

Justo cuando me levanté de la silla para ayudarle a lavar los platos, alguien apareció por la puerta de la cocina.

-Hablando de la reina de Roma, que por la ppuerta se asoma- dijo Sten con tono gracioso.

-Sten, dime que no estabas usando una batidora solo para batir huevos-

-Así es, yo casi le mato cuando me ha despertado- respondo.

-No te olvides que la asesina en esta casa soy yo, cariño- dicho esto me dio un beso.

-Kaira, estáis saliendo tú y Lud o no-le preguntó curioso.

-Supongo- respondió dudosa.

2 semanas después, Kaira me pidió salir de forma oficial y todos en la casa montaron una fiesta para celebrarlo.

Otras 2 semanas más tarde, Sten nos propuso viajar durante un tiempo.

Era como una “luna de miel” aunque no nos hubiéramos casado. Todos los gastos los pagaba él. No pudimos rechazarlo y, 1 mes más tarde. Estábamos en un avión destino España.

Ahí empezó nuestro viaje.

El Día Donde viven las historias. Descúbrelo ahora