ARIS
Mi vida se remonta a mi infancia, antes de conocer a los Gates y mi salvación.
Mi madre había ido a china a un viaje de negocios, pero en ese viaje simplemente decidió salir a divertirse y se acostó con el jefe de la mafia china.
Regreso a Grecia, pero tarde se dio cuenta que estaba embarazada. Por órdenes de su madre, la que fuera conocida como mi abuela, le dijo que iba a tener a ese niño, viví bien durante mis primeros cuatro años, pues era más cuidado por mi abuela que nada.
En mi cumpleaños número cinco, emocionado, desperté porque recordaba que mi abuela me había dicho el día anterior que me iba a hacer un pequeño pastel.
Pero esa mañana, por más que le llamara, por más que la moviera, ella no abría los ojos, supe la verdad de lo ocurrido cuando toque su mano, una mano arrugada y fría, una mano que no iba a acariciar más mis mejillas.
Lloré, llamando la atención de "mi madre" ese cumpleaños no fue el que esperaba y mucho menos ese año, que mi infierno personal llegó.
—Tú me quitaste los últimos momentos con mi madre, tú me quitaste su cariño, tú estúpido niño me has arrebatado todo de mi vida— susurró días después de enterrar a la abuela con una copa en la mano.
Ni siquiera conteste, porque sentí como mi mejilla sufrió un gran impacto.
De ahí fueron días sin comer, tardes, noches y mañanas de golpes. Le gustaba y le encantaba ver mis muecas de dolor cuando me pateaba o cuando colocaba su cigarro en mi espalda, como si fuera un vil cenicero.
Fue en una ocasión cuando comencé a convulsionar a causa de tanto dolor, que tal vez asusté a esa mujer, que decidió llevarme a una clínica comunitaria, me colocaron una bata y mientras pensaba que estaba dormido escuchaba la conversación de esa mujer con el doctor.
—Señora, debe rellenar el área de campo laboral— le dijo el doctor, a lo cual mi madre le dio la dirección de su trabajo.
Más tarde, el doctor denuncio a mi madre, obviamente había notado todas las marcas de maltrato, pero lo peor fue que antes de que se llevaran a mi madre, hizo la última de sus locuras, cerró con seguro la puerta de la habitación que a pesar de haber muchas camas, solo estaba yo, pues era el único niño en el área pediátrica y comenzó a asfixiarme, no fui consciente de nada, hasta que desperté, dándome cuenta que algo había raro, un niño frente a mí con su madre cuidándolo estaba y se asombraron cuando quise levantarme, los doctores llegaron corriendo y a pesar de ser un niño de cinco años, entendía todo.
Había estado en coma por un mes.
Días después ya podía ir solo al baño, así que, sin ayuda de las enfermeras, me baje de la camilla y me fui al baño, mientras me lavaba las manos escuche unos gritos y disparos, del miedo me metí en uno de los gabinetes en donde había toallas, cavia a la perfección.
Se escuchaba sus gritos, pero sabía a quién buscaban por estos.
—¡Scott Kratos! Sal— no iba a salir y no lo hice hasta que no escuche nada más que las sirenas de la policía, salí como pude sin ser visto y corrí hasta la parada de un bus, solo había una dirección en mi cabeza, un niño de cinco años y desnutrido, puede pasar desapercibido por todos, y lo había hecho hasta que un hombre me encontró debajo del escritorio.
—¡Hey! ¿Qué haces aquí? — cuando hablo con esa voz gruesa me asuste y me envolví, haciéndome bolita lo más que pudiera.
Luego de unos minutos de intentos fallidos por hablarme y que fracasara, pues mis palabras no salían y no dejaba de temblar por los recuerdos, la puerta se abrió mientras escuchaba a otra persona.
—Te llevo esperando para almorzar Lance— de ahí, los dos hombres intercambiaron algunas palabras y mientras uno salió, el otro se acercó a mí.
—Hola nene, soy Marshall, esa bata está muy delgada y aquí mi esposo tiene el aire encendido, te resfriaras ven— trato de alcanzarme, pero me acurruque más.
—Nada va a pasarte, yo te voy a proteger— comenzó a tocar mis cabellos y solo entonces me sentí seguro.
Me acurruque en su pecho y nadie me saco de este en horas, hasta que no fui internado de nuevo en un hospital mucho mejor que el anterior, pasaron días en este con la compañía del señor Marshall y las visitas del señor Lance, ahí comenzaba un poco de la luz que le hacía falta a mi vida.

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PAPARAZZI
عاطفيةAnte el primer enfoque que tuve por parte de alguien, ante el primer cruce de miradas, ante el primer encuentro inimaginable, todo en mi vida cambio poco a poco, sin darme cuenta, ya no me escondía detrás de mi coraza, sin darme cuenta, ante ese pri...