EXTRA 1

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¡ALTO AHÍ! Si ya leíste el "Extra 0.5" entonces puedes continuar, si no, corre a leerlo en Sinners.

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Durante mucho tiempo, el vagar y ver la vida siendo solo espectador dolía, simplemente dolía, como no hacerlo cuando veía como mis hijos avanzaban, pero con temor, que mi esposo se refugiaba y buscaba ese calor de amor... dolía, no era un dolor físico, era un dolor del alma y esos dolores, eran los que más se quedaban marcados.

—Pronto mi amor, pronto— susurraba a la nada y al todo cada vez que mi esposo lloraba a los pies de mi tumba, cada vez que su llanto desgarraba su garganta y fragmentaban su alma.

—Lo siento— gritaba cada vez que lo veía abrazar mi foto con vehemencia.

—Te amo— decía cada vez que sonreía al recibir ese ramo de flores que había preparado, pensando que no era el dueño si no su hija la que los iba a entregar... que equivocado estaba... que giros daba la vida.

Me sentaba en cada estrella que admiraba, lo tocaba en cada viento que disfrutaba, lloraba con él en cada lluvia que derramaba lágrimas, lo abrazaba en cada rayo de sol que gustaba, pero no era suficiente.

—Por favor, por favor, por favor, por favor— rogaba a lo que fuera, ¿un destino? ¿un Dios? Lo que fuera que me escuchara...

Y entonces, cuando lo vi junto a mí, aquel aniversario de mi muerte, estuve tranquilo... pero una vez más nos separamos...

—No por mucho mi amor— susurré cuando sus cálidas manos se separaron de las mías.

Y entonces... lo volví a encontrar, no como mi Marshall, pero si como mi Sasha.

Pero conforme fuimos creciendo, uno a lado de otro, hubo un impedimento.

—Terance, esta mañana estuvimos hablando con tu madre y creo que ha llegado el momento de que dejes de estar durante mucho tiempo con ese niño, la gente va a pensar cosas que no son, debes de empezar a salir más con Arleth— fruncí mi ceño y negué.

—Me niego— al parecer en mi otra vida, no solo me había seguido mi destino y mi amor, también mi actitud de jefe mandón... lastima que no era un jefe.

—¡TERANCE! Es la hija de mi jefe, va a darme un ascenso si logro que te cases con ella— exclamó enojado mi padre.

—¡Que no! Lamento que tu éxito lo atengas a un casamiento esperado de tu hijo con una chica de la cual solo he escuchado su nombre, tu ya viviste tu vida, ya tomaste tus decisiones, déjame vivir la mía— me levanté de la mesa en donde estábamos cenando y comencé a caminar a mi habitación.

—Muchacho insolente, todo es tu culpa en primer lugar— sus palabras me detuvieron.

—¿Qué? — me giré y lo encaré.

—Que todo fue tu culpa, si tu madre no hubiera salido...— sabía lo que seguía, a pesar de que mi madre de este tiempo lo detuvo, sabía lo que quería decir.

—Basta Harrison— la dulce mujer que tanto me cuido cuando era niño, había desaparecido con el paso de los años, ahora solo quedaba un cascaron consumido por la idea de siempre tener más.

No quise decir nada, al final de cuentas, no esperaba nada de ellos.

—Te doy esta semana para que te despidas de ese niño, si no lo haces, olvídate de que siga pagando tus gustitos—

—Mi colegiatura no es un gustito— apreté mis manos en forma de puño, no quería, de verdad que no quería darle un puñetazo...

—Yo si lo veo así— sin decir una palabra más, comenzó a comer de nuevo, yo simplemente me dirigí a mi habitación y me lancé a mi cama.

PAPARAZZIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora