Quería llorar, quería gritarle a mis guardaespaldas por ayuda y quería llamar a papá, quería visitar la tumba de papá Lance y decir que su príncipe no estaba en píe, que había un código dorado y su príncipe estaba caído.
Quería hacer todo eso y más, pero solo... lo único que hice y que logré articular fue un "¿Qué...?" sin sentido, sin contexto, sin peso.
—¿No recuerdas nada? — negué mientras me alejaba de Zeus y tomaba mi manta con fuerza, cubriéndome, resguardándome si eso era posible. —Me llamaste ayer, me dijiste que querías verme y que viniera a tu departamento, hablamos un rato, hasta que una cosa llevó a la otra— se encogió de hombros y se levantó de la cama, caminando por la habitación, buscando su ropa, completamente desnudo.
Desvié la mirada y la enfoqué en la fotografía de mi buró, una fotografía, los protagonistas era un Aris con seis años siendo cargado por mi padre Marshall y un Mazklan regordete y bebé siendo cargado por mi padre Lance, de fondo, la enorme y principal mansión Gates en donde fui criado con ellos, al menos hasta que Mazklan tuvo tres años y lo puse en riesgo, siendo separados por nuestra seguridad.
—Ángel— tomó mi rostro y lo giro en su dirección, al menos ya se había puesto su bóxer— son cosas que pasan, la pasamos genial, me llamaste, tenías ganas de tener sexo y esta bien, no se va a acabar el mundo por esto, ahora, acepta tus responsabilidades— me guiño el ojo y continúo cambiándose.
—Me tengo que ir, se me esta haciendo tarde para un maldito trabajo, te veré esta tarde, traeré pollo frito— sin más, salió de la habitación, dejándome solo, bueno, no solo, si no que con mis pensamientos devorándome.
Horas más tarde, salí de la habitación, lo único que pude decirle a mis guardaespaldas fue "ni una palabra de esto a mi padre"
Y sí, esa tarde llegó Zeus con pollo frito, comimos el maldito pollo en silencio, bueno, yo no dije nada, mientras que él se dedico a ver una estúpida serie y más tarde salió, como sin nada.
Y eso, comenzó a ser rutina.
...
—No Zeus— susurré mientras sentía como sus labios comenzaban a acariciar mi cuello.
Habían pasado al menos dos semanas desde la fiesta de Grey y con la rutina del maldito pollo frito por las tardes-noches.
Después de dos semanas, Zeus quería tener sexo de nuevo.
—Ángel, dejé y fui paciente para que tu cuerpo se recuperara, esta vez estas consciente, déjame hacerte ver el placer — sin dejar que contestara, atacó mis labios.
Y con forme pasaban los minutos, cada uno de mis sentidos, cada uno de ellos, se fue apagando.
Dejándome llevar, dejándome arrastrar por él.
Mi pijama favorito, desapareció en menos de un minuto, su ropa por igual y antes de que fuera un poco consciente, sentía como su miembro se abría paso por todo de mí.
Fue doloroso como no tenía idea, sentía como su miembro ingresaba y yo quería quitarlo a patadas de encima de mí.
—Jodida mierda, tan apretado— susurró en mi oído, jadeante —Eres malditamente genial Ángel— dijo antes de salir y volverse a enterrar en mí.
Fueron largos minutos en los que mi cuerpo tuvo que acostumbrarse a su intromisión y otros largos minutos para que un cosquilleo comenzara a recorrer en mi cuerpo.
De un momento a otro, comenzó a aumentar el ritmo y eso provoco que apretara mis piernas en sus caderas y mis uñas se enterraran en sus brazos.
Veía como gotas de sudor se formaban en su frente y caían a mi torso, sentía las mías propias recorrer mi frente y perderse en alguna parte de la almohada.
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PAPARAZZI
RomanceAnte el primer enfoque que tuve por parte de alguien, ante el primer cruce de miradas, ante el primer encuentro inimaginable, todo en mi vida cambio poco a poco, sin darme cuenta, ya no me escondía detrás de mi coraza, sin darme cuenta, ante ese pri...