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Se suponía hoy entraria a Kibougamine junto a Mondo, lo raro es que, al entrar, ambos caímos inconscientes.
Al despertar, el la pizarra estaba escrito que debiamos ir al gimnasio, la pregunta es, ¿dónde está?, pero sin objeción alguna, empezamos a buscar, al parecer casi no había nadie.
—Esto da mala espina—susurré lo suficientemente alto para que Mondo escuchara.
—En todo caso, yo te cuidó la espalda, mocosa—susurro igual para luego colocar su brazo en mis hombros acción que fue detenida por un pelinegro.
—¡Muestras de afecto están contra las reglas!—gritó alterado, para quitar el brazo del mazorcas de mis hombros—¡Oe, ¿alguna vez no te metes en lo que no te importa?!—grito el mas alto enojado, a lo cual jale de su sudadera, para que volviera a sentarse—No me impidas romperle la cara, mocosa.
—Tú—señale a Mondo—calmadito que pareces Pitbull—dije jalandolo para a algún otro lado.
Rato después, 16 alumnos definitivos, estaban en ese gimnasio, cuándo de la nada apareció un oso blanco y negro, quien sabe de dónde salio.
—¡Un oso de peluche!—grite y me acerqué para tomarlo en manos y admirarlo.
—¡No soy un peluche! Soy el director de esta escuela—exclamo el oso, a lo cual solo terminé soltandolo con miedo, y Mondo tomo mi hombro y me abrazó—Soy Monokuma, y ustedes, alumnos míos, están en un juego de matanza, upupupu~
—¿Acaso se volvió loco?—dijo una chica de trenzas y lentes, asustada.
—Tienen de todo en esta escuela, lo suficiente para vivir varios años—dijo Monokuma para luego irse.
「 . . . . . 」
Las reglas no decían que no podía grafitear las paredes, así que, mientras me puse a pulir mi talento, después de todo, mi talento es el grafitti, desde la cocina se escuchaban gritos, al ir, solo vi a Ishimaru peleando con Mondo, ni idea de la razón, cuando iba a intervenir, Asahina tomo mi muñeca.
—Déjalos resolver esto, Oowada-chan—dijo la de tez morena, sonriendo nerviosa.
—Te reto, tu y yo, en el sauna, el que resista más gana—mencionó alguno de ellos, el cual su contrario asintió.
Ellos tomaron su camino y yo los seguí, no para ver su competencia, si no porque quería descansar, y que mejor idea de ir a las aguas termales.
A la mañana siguiente, me levante mas a fuerzas que de ganas, me puse mis botas y salí en dirección al comedor, lo extraño es ver a Mondo y a Ishimaru abrazados por los hombros.
—¿No estaban enojados?—pregunté burlona.
—Ya no, Oowada-san, mi Bro y yo resolvimos nuestras diferencias—exclamó mientras hacía algo raro con las manos.
