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—¡Ya me voy!—grité emocionada para que todos los integrantes de la casa me escucharan.
—¿A dónde vas y con permiso de quién?—intervinó Nagito, con un mazo para amasar, en manos.
—Nee~ __________-chan ira a un lugar y no nos llevará—Kokichi quien mágicamente apareció, parecía molesto.
—__________ si me dijo a donde irá—comentó Izuru a la distancia.
—Da igual, chayito~—me despedí para salir corriendo, no sin escuchar los reclamos de Kokichi.
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—Señorita __________, últimamente viene seguido—habló tranquila la secretaría que atendía el hospital.
—Tengo un asunto pendiente en la habitación 16, último piso—sonreí dulcemente.
—Claro, ya tiene los horarios de visita de memoria—mencionó una enfermera que iba pasando.
—Bien, adelante señorita—respondió la secretaría para empezaba a caminar.
Me acerque al ascensor, UP, Último Piso, presione al botón, mi cara demostraba neutralidad, pero mi cuerpo sudaba frío, ¿Es necesario verla? No quería, me negaba, pero no tengo opciones, el ascensor se detuvo de golpe, lo cuál me sacó de mis pensamientos, me acerqué a la habitación correspondiente, mirándola a través del cristal.
—Buen día, __________, tengo noticias para usted—anunció el doctor encargado—La paciente Enoshima, a demostrado un buen comportamiento, una gran disciplina y que las secuelas desaparecen.
—¿A qué se refiere?—no apartaba mi mirada de Junko, no una mirada de alguien enamorada, era una mirada rencorosa—¿Cupones para comida?
—La paciente Enoshima puede salir dentro de poco—mi cuerpo se tensó ante las palabras, mi mundo empezaba a destrozarse—¿Y quién mejor que usted para encargarse?
