¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Lo lamento, Mondo, pero no lo soportare más-las lágrimas brotaban de mis ojos.
-¡Déjate de esto y ven a mi! te lo ruego-suplicó preocupado.
-Mantén el símbolo de nuestra amistad en pie.
• • •
El sol comenzaba a ocultarse, admiraba su belleza desde la fuente de la academia, mientras unas voces llamaban mi nombre.
-Hey, __________, ¿Vendrás con nosotros?-preguntó el oji-lavanda frente mío.
-Lo lamento, Mondo, Celestia se enojaría, no es porque no quiera-me disculpe haciendo una ligera reverencia, solo escuche la risa de Mondo-¿Qué ocurre?
-Da igual, no te preocupes enana, me iré con mi bro y Chihiro-comenzó a caminar hacia los mencionados-Nos vemos en la mañana.
-Si...Claro-mis mejillas comenzaban a teñirse de color carmesí-Quiero ir contigo.
-¿Y qué te lo impide?-preguntó una voz suave a mi lado.
-Carajo, ¡Taeko, no me asustes así!-grité exaltada, mi hermana solo rio.
-Aún hay tiempo para que los alcances, ve con ellos-sonrió, a lo que simplemente suspire.
-No tiene caso, vamos a casa-ordene, a lo que asintió.
En todo el camino sentía una presencia, esa sensación de cuando alguien te observa fijamente.
-Sabes Taeko, no me siento bien, puedes ir adelantándote-suplique, a lo que me miro confundida.
-¿Estás segura?-preguntó dudosa de mis acciones.
-Si, claro, estaré bien.-levante mi pulgar en señal de que todo estará bien.
-De acuerdo, nos vemos en casa-acató mi parecer y siguió tomando su camino.
Al ver que estaba a la distancia, decidí preguntar, para no quedar como tonta.
-¿Hay alguien ahí?-pregunte al aire, esperando que no hubiera respuesta.
-Oh, supongo que me encontraste-habló un desconocido que apareció de un callejón.
-¿Qué es lo que quieres?-intente sonar decidida, pero sentía pánico, parecía un delincuente.
-Cálmate, pequeña lolita-intentó calmar el ambiente, pero solo saqué una navaja, una medida de seguridad-¿En serio? ¿Esa es tu mejor arma de defensa propia?
-¿Qué es lo que quieres? o ¿Por qué me sigues?-sentía que un ataque de pánico se acercaba.
-Cálmate, no te pienso hacer nada-levantó sus manos en señal de paz-Mi hermano me encargó que viera que llegaras a casa sana y salva.