¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Hemos llegado-avisó el peliverde para frenar el carro-Si te sientes mal, podemos venir otro día.
-No, estoy bien-murmure dulcemente, intentando calmarme-Solo, ¿No te molesta?
-¿Molestarme que, pequeña?-preguntó Rantaro confundido.
-Que no tendrás hijos con nuestra sangre-desvíe la mirada asustada.
-Puede que, no tenga nuestra sangre, pero será nuestro nuevo pequeño o nuestra pequeña, y la amaremos, ¿Verdad?-tomó mis manos intentando tranquilizarme, solo sonreí.
-Claro que sí, será parte de esta familia-suspire, observando el gran edificio.
Hace dos años, contraje matrimonio con Rantaro, algo que queríamos desde el noviazgo fue un hijo, pero gran sorpresa que nos cayó como balde de agua fría, era estéril, así que decidimos adoptar a alguien.
-Hola, buen día, ¿Hay algo en los que los puedo ayudar?-habló la secretaría del lugar, a lo que Rantaro le respondió-Oh, en todo caso, siganme.
Acatamos y caminamos hacía una habitación, que tenía un arcoiris y jirafas en el puerta.
-Solo un pequeño aviso, se podría decir que la niña tiene estrés post-traumático, así que por nada del mundo, hagan contacto físico con ella, a menos que lo haga por voluntad propia-advirtió la muchacha, abrió la puerta y se miraban a cinco niños jugando-Kotoko, necesito que vengas.
『♡』
-No es agradable para mi esto-bufó la pequeña pelirrosa mirando fríamente a Rantaro.
-¿Puedo preguntarte algo?-preguntó Rantaro intentando ser comprensible.
-¿Qué?-respondió Kotoko.
-¿Por qué le tienes miedo a la gente?-la menor desvió la mirada, con los ojos cristalizados.
-N-No es como que les tenga que importar-tartamudeaba, sus recuerdos le dejaban un sabor amargo.
-Abusaron de ti, ¿Me equivoco?-pregunte calmada, su lenguaje corporal me lo dejaba claro, y por una misma idea.
-¿Qué t-te hace pens-sar eso?-se le notaba muy nerviosa.
-Porque tienes el mismo lenguaje que yo cuando tenía tu edad-intente sonar tranquila-Y déjame adivinar, el único contacto físico que detestas, es el de un hombre.
