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No recordaba a mi familia, solo a Peko, nuestra suerte fue que fuimos acogidas por una buena familia, que nos daría protección, la mala suerte era que fue por parte de la mafia, y nuestra vida iba a peligrar todos los días, hasta el final.
『♡』
-¡Bien, otra naranja!-expresó alegremente una pelirroja.
Me encontraba golpeando unos maniquíes que se encontraban en el patio, hasta que interrumpieron.
-¿Y usted?-pregunte confundida ante su llegada.
-¡Soy tu maestra, Chisa Yukizome!-exclamó con una sonrisa.
-Supongo que esta bien.-suspire, mientras seguía en lo mismo, parece que le molesto.
-Vengo a llevarte a clases.-habló un poco irritada, sin perder su sonrisa.
-Habían dicho que... ¡No es necesario!-hable entrecortada por la falta de oxigeno al trabajar al mismo tiempo-No es necesario tomar las clases.
-Pues eso se termina hoy, límpiate el sudor que iremos para allá.-fue lo último que dijo para luego irse, un rubio se quedo conmigo.
-Toma esto.-me lanzó una toalla, yo la atrape en el aire.
-Gracias.-murmure comenzando a quitarme el exceso del sudor.
El silencio comenzó a reinar en aquella habitación, suspire para ir a darme una ducha rápidamente y colocarme el uniforme.
-Con permiso.-habló una peligris entrando a la habitación.
-¿Nos conocemos?-solté una ligera carcajada.
-Seguro que si, vámonos.-habló Fuyuhiko jalándome junto a Peko.
『♡』
-¡Bueno, Naranjas podridas! ¿Damos inició?-preguntó Yukizome, yo solo suspire.
-Son las 4:00 pm, debería dormir.-murmuré recostando mi cabeza.
-Siempre te la pasas dormida.-rechistó Peko, quien estaba detrás mío.
-Pasa más rápido el tiempo.-reí, para caer en el sueño profundo, con ayuda de una pastilla "mágica".
-¿Se durmió?-preguntó Yukizome.
-Es su comportamiento normal.-suspiró Fuyuhiko molesto, solo se acercó con una botella de agua-¡Despierta y deja de hacerte pato!
-¿¡Qué fue eso, Fuyuhiko!?-grite molesta, las miradas se centraron en mi, era incómodo.
-¡Deja de dormir cada que te aburres!-regañó, para volver a su asiento.
Cuando dio la hora de salida, fui la primera en salir, con Peko y Fuyuhiko a mi lado, caminamos de regreso a casa, mientras se ocultaba el Sol.
