No puede ser cierto!

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Estoy bastante asustada por el accidente que acaba de ocurrir.

Cuando el hombre se da vuelta para enfrentarme, me preparo para escuchar sus terribles reclamaciones y gritos, pero eso no sucede.

"Que demonios te pa...oh..."

Comienza diciendo pero a mitad de sus agresivas palabras se detiene mirándome fijamente.

Me apresuro a disculparme aprovechando su turbación.

"Dis...discúlpame..."

"Digo, discúlpeme por favor!"

"No fue mi intención, lo lamento demasiado!"

"Deme su número, pagaré por su lavandería y tintorería."

Digo tartamudeando.

Intento ser lo más linda posible para que no me grite de nuevo.

"Jamás..."

"Jamás dejaría que tu pagaras por mi equivocación tan estúpida!"

"Dios mío, que idiota soy!"

"Permíteme ayudarte!"

"Mírate!"
Bueno si, el café también me manchó la ropa.

Afortunadamente no me quemó porque traigo este abrigo largo el cual ahora está arruinado con una mancha enorme de café.

"Que tonto soy en verdad, que estúpido!"

"Podrías perdonarme?"

"Por favor, me concederías el honor de escolatarte a una tienda de ropa para mujeres para que puedas comprar ropa sin mancha de café por mi culpa?"

"Belleza, es lo mínimo que puedo hacer."

"Por favor, déjame cargar tus bolsas."

"Ah! también están arruinadas tus cosas!"

El café manchó la bolsa de las donas regaladas y mi horroroso bolso negro tan viejo como yo.

Me asombran sus palabras...

Me acaba de llamar belleza a mi?

"Estas hablando conmigo verdad?"

"En verdad te estas dirigiendo a mi?"
Pregunto con firmeza.

Debo de esclarecer este asunto.

"Si claro, a ti belleza."
"Que hermosa eres."

"Por favor, déjame recompensarte."
"Puedo invitarte a cenar?"

"Donde vives?"
"Puedo acompañarte?"

Que?
Que demonios está pasando?

De pronto mi cerebro funciona y mirando mi reloj observo que casi es hora de que entre al trabajo.

"Lo siento, debo ir a trabajar."

"Discúlpame una vez más, lo lamento, no te vi."

Trato de alejarme del hombre después de decirle esas últimas palabras, pero puedo escuchar que me sigue.

"Muñeca, por lo menos dame tu número."

"Debo pagar por la limpieza de tu ropa, por favor, déjame pagar por mi error."

Como tengo mucha prisa y el hambre se me ha escapado por el miedo, le doy mi tarjeta de presentación.

Una tarjeta que en un arranque de confianza mande hacer donde solo aparece mi nombre y número de celular.

Tarjetas que pensé que me serían útiles algún día.

Pero la verdad las traía solo por la mera ilusión de creer que alguien algún día me pediría mi número.

LindaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora