Falsedades

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"Comprendes lo que acabo de decirte, amiga?"

El imbecil capitan Hastings poseido por mi cruel amigo me tiene arrinconada contra la pared mientras me cuestiona.

"Comprendo."

Es lo unico que respondo porque quiero alejarme del sudoroso y apestoso cuerpo de este hombre poseso.

"Este cabron tiene tantas ganas de follarte de formas tan sucias y perversas..."

"Tiene ideas mas retorcidas y pervertidas que ese depravado anciano juez."

La horrible voz que sale de la boca del capitan me da escalofrios.

"Ahora, comportate como la dolida viuda del puto Mark y la pobre victima del incendio."

El comportamiento del hombre cambia radicalmente cuando se aleja de mi lado justo en el momento que la puerta se abre dejando entrar a Owen.

"Llevala a la sala de declaraciones, veo que esta sobria y bien arreglada para enfrentar este asunto."

"Recuerda Owen, nada de intimar con mujeres como esta..."

El brillo rojo en los ojos del capitan ha desaparecido por lo que es él mismo quien habla.

"Ellas solo arruinarán tu reputacion y te dejarán en brancarrota mientras toda tu vida se va a la mierda."

Owen se interpone entre nosotros para protegerme del hombre.

"Eso lo se capitan, me llevo a la viuda a la sala para que se prepare."

Owen coloca mi brazo sobre su brazo para que salgamos del lugar, la macabra y retorcida sonrisa en el rostro del capitán me despide.

"Linda, estas bien?"

Me cuestiona con tono preocupado Owen, miro a sus ojos mientras caminamos por un pasillo frío.

"Solo quiero acabar esto de una vez por todas."

Llegamos frente a enormes puertas oscuras dobles de madera.

Detras de ellas se escuchan discutir y dialogar en voz alta voces de mujeres y hombres.

"Recuerda, solo cuenta tu version de los hechos."

Owen alisa mi cabello rojizo, sus manos acarician suavemente mis pecosas mejillas rosadas de niña.

"No dejare que nadie te dañe nunca, comprendes?"

"Y tampoco permitire que te envien a la carcel."

Depositando un breve beso en mi frente, Owen se aparta de mi antes de tomar con sus manos ambas manijas de las puertas para abrirlas, los cuchicheos cesan de golpe.

"Señora Jones la estabamos esperando."

No se porque de pronto esta sala parece sacada de una escena de una pelicula de la santa inquisicion.

Filas de hombres y mujeres de todas las edades vestidos con trajes sobrios y oscuros permanecen sentados a cada lado de la enorme, elegante y bien iluminada sala.

Sus pesadas miradas se clavan en mi mientras avanzo hacia la única silla colocada en medio de la sala.

Frente a mi se encuentra un escritorio elegante de madera oscura, detras del mueble cinco personas sentadas me miran sin parpadear.

"Tome asiento, comenzaremos de inmediato."

Me indica un hombre señalando con su larga y afilada mano la silla, Owen toma asiento en la primera fila de mi lado derecho.

LindaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora