7. Sola en casa

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Valentina

Presenciabamos el entrenamiento a puertas cerradas del AC Milán, bueno yo paseaba con Chloé por el lugar mientras comía algo de chocolate.

Llegamos a la tribuna del estadio, como era de esperarse Oliver estaba allí y por alguna razón no me gustaba estar aquí teniéndolo a el presente.

— ¿Veniste? – me pregunta Maia y río.

— casi no lo hago pero si – respondo y le doy un beso en su mejilla.

— que bueno es verte... ¿Cómo está la reina de la casa? – dice acariciando la mejilla de mi bebita.

— quisiera pedirte que me ayudes con esto de su bautizo, ya hablé con Agus y también nos dará su apoyo –.

— si yo con mucho gusto lo voy a hacer – sonríe y nos centramos en los jugadores que están en la cancha.

Después de una hora y más el entrenamiento llega a su final y estúpidamente me centro en Oliver a quien una mujer de unos veintisiete o veintiocho años se le acerca y ríen entre ellos mientras hablan de alguna cosa.

Oliver deja un beso en su mejilla y se aleja, no le doy más atención y diría que enojada tomo mis cosas y empiezo a caminar buscando salir del complejo deportivo y encontrar mi auto para volver a casa.

Coloco en su lugar a Chloé y la aseguro, me alegra que se haya dormido. Regreso al piloto y para distraer mi mente pongo algo de música ya que estoy tan enojada, ni si quiera se por que pero hasta un ataque de ansiedad se me está presentando y si no respiro o calmó mi mente me voy a volver loca.

...

Me siento en el sofá mientras juego con Chloé.

— hija que bueno que hayas llegado, tengo que irme de urgencia a Roma, mi hija Alyssa enfermo y debo cuidarla – mi sonrisa desaparece al escuchar las palabras de Elena.

— vete tranquila, pero cuídate mucho por favor – digo.

— podrás hacerte cargo de todo al menos por dos semanas – asiento y nos abrazamos.

— yo lo voy a hacer, no te preocupes – digo.

— cuídate y cuida a mi princesa cariño –.

Se despide y sale de la casa, enciendo la TV y escucho las noticias mientras continuó jugando con mi pequeña.

— mami te quiere mucho y lo sabes – digo soplando en su pancita.

Sus pequeñas risas empiezan a salir y siento que moriré de ternura y amor.

— ¿Quieres comer?... Es hora de comer por qué la bebé tiene que irse a dormir..., Vamo' a comer – la tomo en brazos y convierte su cara en un gesto que me hace reír.

El timbre de la casa suena y como estoy sola con mi hija un poco de miedo me invade y ni si quiera se por que.

Raro no era, simplemente no era normal por qué según yo no espero a nadie.

Eres; Olivier GiroudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora