Brindamos por el amor que nos tenemos y miramos hacia el cielo y la hermosa luna que el día de hoy nos acompaña.
— Valentina... No espero que sea un buen momento para hacerlo, has pasado por mucho y te admiro como persona, casi nadie sabe nada de ti y todo has logrado cumplirlo tu – miro a Oliver y deja un beso en mi mejilla.
— ¿Por qué...
— ya no quiero que seas más mi novia, quiero pedirte una cosa... – saca una pequeña caja roja de sus bolsillos y se arrodilla frente a mi – ¿Quieres casarte conmigo?.
Lágrimas caen en mi rostro, una sonrisa se forma en mis labios y la luna se deja completamente, es tan hermosa, es tan perfecta a pesar de sus imperfecciones, ahora entiendo por siempre el me decía "Las mujeres son como la luna”.
— ¡Siiii! – respondo y se pone de pie.
Lo abrazo y dejo un beso en sus labios apoyando mi cabeza en su pecho.
— ¡Te amo demasiado!.
— no mas que yo, desde que te vi supe que eres tú, te amo mi amor.
Toma el anillo y lo pone en mi dedo anular, se acerca acariciando en mi mejilla y me besa tiernamente.
No es algo tonto, el amor no es algo tonto y amar no es una pérdida de tiempo, no dejaré de creer nunca en el amor por la manera en la que yo se amar.
Todo esto que vivimos ahora, solo son lecciones de vida, tan solo para valorar las cosas que tenemos a nuestro al rededor y vemos como que algo tan simple sin darnos cuenta de el esfuerzo que aquella persona que te lo trajo tuvo que hacer.
Quisiera devolver el tiempo para remediar todo, pero hacerlo seria perder todo lo que ahora tengo para valorar.
Mirar a Oliver y perderme en sus ojos es saber que estoy perdiendo la cabeza de tanto amor, ¡Eres!.
Fin...